domingo, 10 de agosto de 2014

Golpe al esfuerzo, por La Gaceta


Los mismos hombres que llevaron más de
100.000 ovas embrionadas de truchas arco iris,
sorprendieron a furtivos con redes
limpiando el río Los Sosa

 
El personal de Flora y Fauna vivió una jornada cargada de dolor. Descubrieron en carne propia como se destruye su esfuerzo. Los mismos hombres que llevaron más de 100.000 ovas embrionadas de truchas arco iris, sorprendieron a furtivos con redes limpiando el río Los Sosa. Increíble, pero cierto.  

La historia es más o menos así. Durante dos días, el personal de Recursos Naturales esperó el envío de la Universidad Nacional del Comahue, de San Carlos de Bariloche. Por distintos problemas, las ovas, tardaron en llegar, pero finalmente fueron despachadas desde Buenos Aires el jueves por la tarde.

Una vez retirada la carga en el aeropuerto, las cajas donde estaban las ovas fueron cargadas en camionetas y llevadas de manera urgente a la Estación de Salmonicultura que la provincia tiene en El Mollar.

Allí nacerán, se criarán y luego serán sembradas en distintos ríos de la provincia. En esa etapa, tres hombres trabajarán las 24 horas para cuidar esos ejemplares.

El Estado decidió realizar esta compra -no se confirmó el monto, pero no sería menor a $ 45.000- para ofrecer la pesca de truchas como otro atractivo para el turismo.

Hasta se están haciendo estudios para determinar en qué lugar se las liberará para causar el menor daño de la fauna ictícola autóctona, ya que se trata de una especie invasora.

Hasta ahí todo perfecto. Los técnicos de Flora y Fauna, después de semejante esfuerzo, retornaban felices porque todo marchaba bien.

Sin embargo, cuando regresaban a la ciudad, en el camino descubrieron a dos hombres con ropa de trabajo naranja -similar a las que usan los operarios de la Dirección Provincial de Vialidad- con redes caminando por el lecho del río Los Sosa.

Detuvieron la camioneta y retornaron al lugar, pero los furtivos al descubrir su presencia, se escondieron en el monte y no los pudieron encontrar.

Regresaron amargados y denunciaron a sus autoridades la novedad.

Indignados pensaron con qué facilidad se destruye el esfuerzo de muchos por la falta de control y por la ignorancia de, según se sospecha, trabajadores del Estado, el mismo que gasta dinero público para repoblar los ríos con esa especie.


por Gustavo Rodriguez
para La Gaceta 


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