miércoles, 15 de julio de 2015

A 15 años, más "trampa" que peces y turismo


La Estación de Captura y Reproducción de Salmónidos
del arroyo Pocahullo en el lago Lácar, Pcia. de Rio Negro,
se encuentra en estado de abandono, por culpa de
la desidia y los desintereses de organismos,
la misma que supo ser cuasi única en el mundo,
emblema de la concientización sobre recursos ícticos,
y un interesante atractivo turístico para visitantes


La Estación de Captura y Reproducción de Salmónidos del arroyo Pocahullo en el lago Lácar fue inaugurada en el 2000 como una obra única en América, a semejanza de otras dos que están en Japón. 
Pero hoy está perdida entre las culpas jurisdiccionales, la desidia y el desprecio por los compromisos.


"Ha habido desidia, es cierto. Pero todos somos responsables: el municipio y la Provincia. Nadie puede mirar para otro lado...". La sentencia del secretario municipal de Turismo se refiere a la Estación de Captura y Reproducción de Salmónidos de la desembocadura del arroyo Pocahullo en el lago Lácar, sujeta a olvidos y despechos en sus 15 años de historia.

Esa verdad percibida no hace honor a los hechos, pues en el mismo sitio funciona la Subsecretaría provincial de Biología Acuática, que desarrolla un intenso trabajo prácticamente ignorado por el público.

Pero poco y nada queda de aquel emprendimiento destinado a "formar conciencia ambiental en la comunidad" y ofrecer al turista un "atractivo circuito", según las crónicas de la época.

El proyecto aparece hoy deslucido, abandonado -aunque recuperable-, envuelto en una trama de jurisdicciones y convenios cumplidos a medias.

La "trampa de peces" demandó más de 430.000 pesos/dólares en los últimos estertores de la "Convertibilidad". Fue inaugurada el 10 de julio de 2000 y se la ponderó por ser "única en su tipo en toda América", y una de las tres del mundo, dos de ellas en Japón.

Y hablando de Japón... La historia comienza en 1996, por la relación y la combinación de voluntades del Centro de Ecología Aplicada del Neuquén, un biólogo becado en Japón, Javier Urbanski; un técnico nipón destacado en Junín de los Andes, Aliaky Nagasawa; la Agencia Internacional de Cooperación del Japón (JICA) y el municipio de San Martín de los Andes.

El proyecto cobra forma con la intervención de la Provincia y el Copade, que gestionó la asistencia financiera para el 80% de las obras (el resto lo puso el municipio, y la JICA hizo lo suyo con técnicos y asesoramiento).

Hubo dificultades con la empresa constructora y pagos adeudados a obreros.

La entonces intendenta Luz Sapag fue la abanderada del asunto, y no trepidó en rescindir el contrato con la constructora para seguir adelante.

Cuatro años después se inauguraba la estación en la desembocadura del Pocahullo, con la visita de una delegación de la provincia japonesa de Hokkaido y de la ciudad de Toyoura, así como de funcionarios de la embajada nipona.


Única en América

La estación sanmartinense se hizo a imagen y semejanza de la de Toyoura y fue considerada única de este lado del mundo.

Entre sus características notables figura una "rueda de molino" que los japoneses desarrollaron, curiosamente, sirviéndose como ejemplo de una de las prácticas de los nativos norteamericanos del principio del siglo XIX.

A partir de mayo, los salmónidos ascienden por el cauce del Pocahullo para reproducirse. Mediante una derivación practicada en el curso de agua, la estación alimenta un canal de 180 metros que confluye sobre el cauce principal de la desembocadura.

En ese lugar se instaló originalmente una reja móvil que obligaba a los peces a subir por el canal hasta la rueda o "trampa de molino", cuyas aspas son en realidad canastos que capturaban a los salmónidos para depositarlos automáticamente en piletas. Los técnicos procedían desde allí a seleccionar y separar los ejemplares conforme criterios técnicos y biológicos, para finalmente proceder al desove artificial.

Así explicado, en apretada síntesis, el complejo del Pocahullo tenía varios propósitos: controlar el recurso ictícola, multiplicar la supervivencia de las ovas, repoblar el arroyo y el lago, morigerar el impacto del furtivismo de invierno, constituir un atractivo paseo turístico y un centro de difusión de la piscicultura y del preservacionismo, para concientizar a residentes y visitantes.

Pero pasó el tiempo y se multiplicaron los problemas. Hubo un primer tramo de la historia de la "trampa de peces" que quedó a merced de un conflicto. La operaba la provincia a través del CEAN, que ya para 2006/07 estaba embarcado en una disputa sindical con denuncias de desmantelamiento y abandono.

En la trampa, los técnicos y obreros no cobraban. Comenzaba el deterioro, la desinversión y la falta de todo mantenimiento.

En 2008 Luz Sapag acordó la recuperación municipal y un aporte adicional de $ 213.000 de la provincia para los arreglos. El convenio se firmó ese 30 de junio y en adelante funcionaría allí también la Estación de Biología Acuática de la provincia (activa hoy). Pero pasaron dos años de aquel convenio y las cosas no habían cambiado mucho, a juzgar por un titular de este diario del 18 de mayo de 2010: "Relanzarán Estación de Captura de Peces en San Martín".


La actualidad

Hoy existe intensa actividad en la estación de captura de salmónidos, sostenida por una fuerte inversión provincial en equipamiento, parte de la cual no se puede utilizar porque no se han construido aún los laboratorios. Pero esa labor pasa inadvertida para el público.

Los canales por donde deben ir los peces están sucios, la atractiva rueda de molino está detenida como si fuese un mecanismo de estudio arqueológico.

En el ingreso al predio hay una caseta de recepción que todavía invita al turista a recorrer el "circuito". Pero turistas no hay, ni acceso al público, ni nada para formar conciencia ambiental en la comunidad...

"Toda la labor ligada con el visitante y la difusión de lo que se hace es una responsabilidad del municipio", recalca la subsecretaria provincial de Biología Acuática, Julieta Muñiz Saavedra, y entrega la copia del convenio de 2008. Añade: "Si el municipio quisiera, podría perfectamente poner operativo todo el complejo para los visitantes...". Claro que eso implicaría una buena suma de dinero, mantenimiento y sueldos.

Explica Muñiz Saavedra: "Hay que entender que a nosotros (por Biología Acuática) no nos impide el trabajo el hecho de que la estación no esté abierta al público".

"Hacemos los estudios igual -continúa-, los desoves igual, los muestreos igual, los monitoreos del agua igual, los planes de manejo de cuenca igual, el trabajo de vigilancia de la 'Didymo' (alga Didymosphenia Geminata) igual, pero evidentemente esto no se sabe y nos da mucho dolor y bronca que se hable del abandono de un sitio que está en pleno funcionamiento en lo que se refiere a nuestro trabajo...".

El actual secretario municipal de Turismo, Salvador Vellido, dijo que desde el municipio y organizaciones ligadas con la defensa del medioambiente, el Ente Sanmartinense de Turismo y la pesca deportiva se trabaja en proyectos para volver a poner en valor la "trampa de peces".

La idea, dijo, es reconvertirla en un circuito de interés turístico y ambiental, para lo cual hay proyectos en estudio.

Sobre las culpas Vellido recordó los vaivenes de la "trampa de peces", que atravesó en el tiempo tres administraciones municipales y provinciales.

Conviene entonces cerrar esta nota volviendo a su comienzo. En este espinoso asunto nadie debiera hacerse el distraído.


Fuente: Rio Negro.com.ar


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