lunes, 6 de julio de 2015

El Litoral en su mejor momento, por Crónica Pesca


Horacio Pascuariello visitó Itatí,
en busca de sus grandes Dorados,
y nos cuenta los detalles en esta
nota del Suple Pesca de Diario Crónica


Regresamos a la localidad de Itatí, ubicada a unos 70 kilómetros de la capital correntina, en busca de experimentar la captura de las especies que habitan este maravilloso reservorio, para lo cual contamos con la ayuda de dos expertos guías de la zona, Ramón Chaco Viera y Aldo Curi. 

Ellos nos detallaron que el lecho del río Paraná en esta zona tiene la particularidad de contar con un fondo de piedra, el cual es utilizado como un lugar permanente de reproducción por su amplia fauna ictícola, entre la que se encuentran el dorado y el surubí principalmente. 

Cuenta además con la ventaja de que está prohibida la pesca comercial, dando paso a la actividad deportiva como eje principal.

Una vez embarcados y después de unos quince minutos de navegación, quedamos posicionados en un sector desde donde podíamos observar la majestuosa basílica y comenzar la faena que nos llevaría a lograr una gran variedad de especies, desde pequeños bagres hasta imponentes dorados y en las más diferentes modalidades.

Por supuesto, su majestad el tigre del río ocupó el primer lugar y nos propusimos provocarlo con señuelos y a trolling, haciendo pasadas por algunas de las correderas que generan el choque del río con sus grandes piedras sumergidas. 

Después de algunos intentos fallidos por mi falta de experiencia, se dio el primer pique firme y contundente. 

Como si la corriente del río hubiera cambiado de sentido, bruscamente la caña se arqueó y la línea cambió caprichosamente de rumbo, mostrando el poder de decisión del dorado, que estaba tratando de zafar del señuelo con saltos y corridas, exigiendo el pequeño reel al máximo.

Después de unos minutos logramos subir a la embarcación a un magnífico ejemplar que estimamos rondaría los 14 o 15 kilos, que tras cumplir con las fotos de rigor, volvió al agua.

Satisfechos con la experiencia, cambiamos nuestros equipos por otros bien livianos para ir en búsqueda de las especies de las cuales se alimenta el dorado, situación que para mi gusto era tan atrayente como la anterior. 

Los piques se daban casi de forma permanente y según la zona elegida variaban las especies. 

En fondos más duros o de piedra se daban bogas y doradillos que tomaban tanto carnada blanca como maíz remojado o lombriz.

En las bocas de los arroyos salían palometas y pequeñas pirañas, y en fondos de arena logramos dar con un amplio abanico de especies de piel entre las que se destacó el bagre amarillo como principal protagonista. 

La jornada fue maravillosa y de pleno contacto con la naturaleza, ya que Itatí conserva la frescura de costas despobladas, donde al atardecer los únicos dueños son sus pájaros y las manadas de monos carayá que nos espantan con sus gritos. 

Solamente nos quedamos con las ganas de tener alguno de sus impresionantes surubíes entre nuestras fotos, excusa que servirá para una próxima visita. 

Agradezco a mis entrañables amigos la predisposición para lograr esta nota. 

Por informes, Ramón “Chaco” Viera: (0379) 4590 116.


por Horacio Pascuariello
para Crónica Pesca


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