domingo, 16 de agosto de 2015

Bogas del alto Paraná, por Crónica Pesca


Horacio Pascuariello visitó Ituzaingó,
y nos cuenta en esta nota del Suple Pesca
que publica el Diario Crónica, sobre
el buen pique de Bogas en esa localidad


Muchas veces habíamos tenido la oportunidad de participar en charlas con aficionados que visitan habitualmente el litoral, y resultaba curioso que tuvieran a la boga como una de las principales especies a buscar, a pesar de ser una zona tan rica y vasta en otras posibilidades. 

Ante nuestra consulta todos coincidían en que Ituzaingó es el lugar indicado si queremos obtener esa que nos deje temblando el pulso, así que rápidamente preparamos nuestras cámaras y partimos al norte correntino, dejando atrás muchos días de lluvias.

Llegamos después de recorrer los mil kilómetros que nos separan de Buenos Aires, en un micro de línea que tardó aproximadamente doce horas, esfuerzo que quedaría absolutamente justificado debido a las inusuales capturas que lograríamos con la asistencia de nuestro amigo y anfitrión Lucho Terlesky, propietario de las cabañas Atardecer Ituzaingó, uno de los lugares más lindos de la zona: después de conocer su mirador supimos de dónde provenía su nombre.

Nos embarcamos entrada la mañana, guiados por Willy Romero, rumbo a la zona de la represa de Yaciretá para luego cruzar hacia las islas, donde hicimos una parada estratégica en busca de carnada y la imprescindible recarga de termo para futuros mates.

Desde ahí, nuestro experimentado compañero puso proa a un sector específico ubicado entre las islas de Apipé Grande y Apipé Chico, llamado Bajada de la Vaca, que además de ofrecernos un entorno pleno de naturaleza, contiene un fondo de piedras ideal para la captura de grandes bogas, que suelen alimentarse ahí en profundidades de entre cuatro y cinco metros. 

Aprestamos equipos muy simples y livianos, con líneas de fondo terminadas en un anzuelo; utilizamos los de la marca Marine Sports maruseigo carbono, y los kanatsu debido a su resistencia, encarnados con dos o tres granos de maíz, teniendo el cuidado de dejar un poco la lanceta hacia fuera para lograr una rápida clavada y asegurar el pique.

De a poco pero de forma constante fuimos logrando completar nuestro álbum de fotos digitales, con piezas que yo creía importantes mientras Willy me decía: “Esperá a que veas una grande”, y así fue. 

Mi caña primero se frenó en seco al asegurar el pique, y después comenzó una vertiginosa corrida que iba pelando el rotativo cargado con nailon del 0/40. 

A esto se sumaba la corriente a favor del pez, por lo cual llevó un rato poder ver sus característicos labios antes de que se volviera a sumergir varias veces, hasta que el copo me salvó y pudimos subirlo a bordo. 

Fue la captura esperada: pasaba ampliamente los 4 kilos y medio de peso, destacándose entre otras tantas que superaban ampliamente los tres kilogramos.

Después de eso, la jornada terminó abruptamente en el mejor momento debido a un frente de tormenta que se avecinaba, pero me dio la oportunidad de conocer por qué se vuelve a Ituzaingó por sus bogas. 

Agradecemos a Lucho y Willy por la predisposición. 

Informes al 03758650494.


Fuente: Crónica Pesca


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