martes, 3 de mayo de 2016

Tres platenses salieron en una excursión de pesca y vivieron una odisea en el río


Según denunciaron en Prefectura, una nave de la
empresa Buquebus los habría pasado por encima


Era el sábado a la mañana y un grupo de seis hombres salió de Melchor Romero directo hacia el Río de La Plata. 

Tenían prevista una jornada de pesca de varias horas, porque es una pasión que toda la familia comparte. 

Su expedición pudo haber sido la última porque, según denunciaron ante las autoridades de Prefectura, una nave de la empresa Buquebus los “pasó por arriba”.

El incidente es ahora motivo de una profunda investigación, ya que, si bien nadie salió lastimado, la compañía naviera brindó otra versión muy distinta a la odisea que describieron los pescadores (ver aparte).

El grupo protagonista de esta historia, publicada ayer en este diario, estaba formado por Rodolfo Landa (55), un amigo de 48 años y su hijo Santiago, de 18. 

Ellos se subieron a un bote 430 a motor, y en otra embarcación semirrígida estaban otros dos amigos de Rodolfo, con el hijo de uno.

Los seis cumplieron con el procedimiento obligatorio que prevé Prefectura, en Ensenada. “Fuimos para la toma de agua y nos metimos un kilómetro agua adentro. 

Ahí tiramos el ancla de capa y quedamos en un movimiento muy lento. Siempre quedamos con la línea de costa a la vista”, relató el hombre, sobre el comienzo tranquilo que tuvieron.

Pasaron las horas y pudieron sacar varios pejerreyes. La calma se partió cerca del mediodía, cuando “vimos un buque que se apareció desde un costado, y venía directo a nosotros: pero no lo escuchamos por culpa del viento. 

Tampoco nos hicieron señales lumínicas ni sonoras”, contó Rodolfo en diálogo con EL DIA.

Según la versión de los pescadores, el ferry navegaba a unos 50 nudos (equivalente a casi 100 kilómetros por hora), “una velocidad considerable”.

“Le ordené al resto que levantaran las cañas. Volví a mirar y el buque estaba a mil metros. 
Les hicimos señas con una campera y con dos salvavidas, pero se ve que no había nadie mirando. Entonces notamos que nos iban a chocar”, sostuvo Rodolfo.

En plena desesperación hubo quienes dudaban entre tirarse al agua o permanecer en el bote. La segunda opción fue la que primó. 

“Nos pasaron por arriba y quedamos en el hueco que hay en la parte inferior del buque”, argumentó el hombre.

El y sus acompañantes quedaron empapados por culpa de las turbinas, con 8 grados de temperatura ambiente. 

Y los gomones se llenaron de agua: los pescadores tuvieron que evacuarla con baldes.

El buque Francisco de la empresa que realiza viajes a Uruguay continuó unos metros su trayecto y luego frenó, para dar la vuelta y arrimarse a la posición de los botes.

“Ahí nos asistieron y nos invitaron a subir al buque, donde nos dieron toallas y frazadas. Nos atendió gente de la bodega, pero ningún oficial de tripulación”, se quejó Landa. Para él, todo fue una forma de subsanar el error previo que casi les cuesta la vida: “Si nos agarraba, no existíamos”.

A salvo y secos, Rodolfo y su grupo fueron a Prefectura a declarar lo que les pasó. 

Fueron varias horas de trámite después de un susto infernal. 

Finalmente pudieron volver a Melchor Romero, con todo su equipamiento destruido. Ninguno tenía hambre para probar los pejerreyes.


Fuente: El Día de La Plata


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