En esta nota preparada por Horacio Pascuariello
para el Suple Pesca de Diario Crónica,
que aquí reproducimos para nuestros seguidores,
encontrarás detalles anecdóticos de la historia
del descubrimiento del Dorado
Especialmente la leyenda del Dorado fue la que logro despertar una codicia sin límites, que arraso pueblos enteros y hasta culturas milenarias adonde todo se asociaba a ese maldito metal, así que imaginémonos como habrá sido el primer encuentro de uno de estos mercenarios con el imponente brillo color oro de nuestro tigre de los ríos, y todos los tipos de elucubraciones que habrán hecho al respecto.
Sus virtudes gastronómicas (ampliamente reconocidas por los pueblos originarios) y el ámbito a donde se desarrollaba fueron materia de estudio cientos de años más tarde por un naturalista francés que llego a Sudamérica con el fin de relevar nuestra flora y fauna, incluyendo un minucioso detalle de los recursos, informe que quedo registrado en la vasta obra de Alcide D'Orbigny (1802-1857).
Desde febrero de 1827 hasta abril de 1828, D'Orbigny recorre el Paraná desde su desembocadura hasta la latitud de Corrientes y luego el regreso al punto de partida.
Durante el viaje describe con gran precisión todos los paisajes, plantas y animales que encuentra a lo largo del recorrido y con respecto a los peces, menciona los grandes dorados (de hasta 1 m de largo), y entre los siluros a los armados y surubíes.
También las palometas señalando que los indios usaban los dientes de este pez carnívoro para cortarse el pelo y otros usos propios de las tijeras.
Hoy en día las descripciones de Alcide siguen vigentes y el dorado sigue siendo el dueño de nuestros ríos, dándonos la oportunidad de encontrarlo inclusive en las contaminadas costas porteñas.
También nos sigue sorprendiendo su capacidad de desarrollo y excepcionalmente se dan capturas de portes fuera de lo común como el que se dio semanas atrás en la localidad de la Paz provincia de Entre Ríos, logrado por nuestro amigo y colega Adrian Ayala quien lo describió como “el dorado de mi vida”.
Este impresionante ejemplar fue logrado durante la última hora de la tarde con un señuelo Inna color claro de media agua, buscándolo en una zona de palos y ramas, y llevándole a tres personas más de media hora de lucha llegar a la ansiada foto, ya que el pez utilizo la corriente y los accidentes naturales para zafar, situación que derivo que sus compañeros Luciano Giraudo sostenga el multifilamento, el guía Roque moviera las ramas y troncos mientras Ayala sostenía la caña y Tomy Olazabal no soltara la cámara para no perderse detalle.
La carnada viva también da buenos resultados como los señuelos y actualmente el río está en los 4,27 ms en bajante, con el agua clara en los 25º de temperatura.
por Horacio Pascuariello
@cronicapesca
Fuente: Crónica Pesca
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