sábado, 15 de julio de 2017

De vuelta al Dorado en Entre Ríos, por Crónica Pesca


En la búsqueda de opciones para las
vacaciones de invierno,
Horacio Pascuariello nos plantea en esta nota, preparada
para Crónica Pesca, la alternativa de Santa Elena,
que ofrece excelentes condiciones y buena Pesca


A partir de la próxima semana comienzan las vacaciones de invierno, así que buscar un lugar donde poder disfrutar de la pesca y compartirlo en familia es primordial para fanáticos como nosotros.

Una localidad a la que siempre recurrimos cuando tenemos que recomendar un pesquero con estas características es Santa Elena, la cual cuenta con un entorno pleno de naturaleza y costos accesibles a todos los bolsillos.

Está ubicada a unos 520 kilómetros de Buenos Aires y se puede acceder a ella a través de la remozada ruta 6 y después la 12, o en micros de línea que tienen frecuencia diaria.

Esta pequeña ciudad nos regala postales desde cualquier punto en que la recorramos, y especialmente desde sus verdes barrancas se puede observar al rio Paraná, que corre sereno entre un impresionante delta y grandes acantilados de piedra y arena, refugio exclusivo de su majestad el dorado.

Para dar con ellos, el equipo de nuestros amigos de Pinchando Mostros contó con el apoyo de Gabriel Olivera, coordinador de Turismo de esa localidad, quien les brindó toda la logística necesaria para lograr su cometido, mientras que La Magdalena Apart y Pesca se ocupó de lo referente a la jornada de pesca.

La idea fue pescar al golpe con señuelos, comenzando río arriba, mientras la embarcación bajaba a favor de la corriente permitiendo el casteo parejo contra la costa, peinando las correderas y accidentes donde el dorado espera a las desprevenidas mojarras, boguitas y sabalitos.

Esta acción no siempre es cómoda y requiere mucha atención y velocidad para acomodar el señuelo en el lugar preciso y en la primera pasada, sin molestar al compañero ni fallar en la distancia, lo que implicaría un enganche con la consiguiente pérdida de tiempo.

Así, después de una navegación de entre 30 y 40 minutos aguas arriba, el guía Lucas señala una bandada de biguás alimentándose en el río y señala: “Si hay biguá, hay mojarra; si hay mojarra hay dorado”, y encara la lancha para empezar una jornada plena de mordidas.




El paraíso del pescador (mote que logro la localidad en su época de oro) no regaló nada, pero fue consecuente con su tradición y entregó muchos dorados de diversos tamaños, que promediaron los 3 kilos de peso en su mayoría.

Tomaron firmemente los artificiales por lo cual no se utilizaron carnadas vivas, los señuelos que mejor funcionaron fueron los lipless como el “Flap Jack” de Strike Pro, y el famoso “Excalibur”, quienes marcaron una clara diferencia.

También fueron efectivos, aunque en menor medida, las bananas paleta corta y el conocido “Shad Rap Magnum” de Rapala y sus imitaciones nacionales.

Agradecemos a Lucas Zanon sus excelentes servicios.

Por informes buscalo en facebook como La Magdalena Apart y Pesca.

Si querés visitar la localidad ingresá a www.santaelena.tur.ar



por Horacio Pascuariello
para Crónica Pesca


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