lunes, 20 de febrero de 2017

Se logran enormes Tarariras en la laguna de Monte


En la laguna de San Miguel del Monte hace más de 10 años
que no se veían tarariras tan grandes y en tanta cantidad


Pero para capturarlas, y luego, obligatoriamente, devolverlas al agua, hay que saber dar con el lugar de pesca correcto. 

Para ello, bordeamos el hermoso perímetro del espejo de agua, todo por asfalto, hasta llegar a la compuerta que comunica con la lagunas de Las Perdices, donde la F100 con una bandera de argentina nos indicaba el lugar donde nos esperaba nuestro anfitrión, Gilberto Iroz quien tiene en el lugar botes en alquiler y a su vez ofrece el servicio de guía de pesca.

La mañana se presentó con algunas precipitaciones y tuvimos que esperar media hora dentro del vehículo al reparo de la lluvia, hasta que por fin se despejó y nos permitió salir a pescar.

Cargamos al bote los equipos de pesca, una heladera con bebidas y algo para comer y partimos a remo.

La zona de pesca está cerca de la compuerta y permite pescar embarcado.

Siguiendo las indicaciones de Gilberto, estuvimos muy temprano a las 6 de la mañana en el lugar pues el pique se da de madrugada hasta las 11; luego el agua se calienta y las dientonas dejan de picar.

Elegimos para realizar los primeros lances el sector de juncos a la derecha del pesquero, anclando desde el tolete del bote para poder lanzar los tres pescadores los señuelos con comodidad.


Piques

Nicolás eligió un artificial con forma de pescadito de cuerpo rígido con cuchara delantera de color amarillo y naranja, que traccionándolo lentamente viene “rascando el fondo”; la clave de este engaño es que siempre gire la cuchara.

De esa forma tuvo el primer pique, un taruchón que luego de un salto soltó el señuelo.

Buen augurio, y a pesar del día lluvioso las taruchas estaban activas.

Yo elegí un pescadito de goma celeste con cuchara delantera, unos de los engaños más económicos pero que siempre dan muy buen resultado y deben estar en toda caja de pesca taruchero.

Lancé varias veces el artificial contra la pared de juncos hasta que tuve un par de piques impresionantes que se nos escaparon al querer filmarlos.

Parecía que los anzuelos triples de este señuelo eran demasiados pequeños para estas tremendas dientonas.

Opté entonces por una cuchara con un triple muchos más grande, un artificial que por su forma ondulada genera mucha vibración debajo del agua.




Y acerté en la decisión; luego de varios lances, realicé uno paralelo a la pared de juncos y a unos 15 metros de nuestra posición sentí el ataque fuerte del pez; me bajó la caña y luego fue sacando nylon hacia el centro del espejo; me hizo pasar por debajo de la línea de Juan a quien le pasé la caña para poder filmar y sacar fotos. 

Dio tremenda lucha y un salto hermoso, venía del labio superior casi al filo de escaparse, Juan lo manejó con habilidad y luego de una linda batalla pudo izar este “monstruo” para poder fotografiarlo y devolverlo a la laguna nuevamente.

Luego llegó el turno para Juan, quien había cambiado el señuelo por una rana de goma con lastre, cuchara delantera y anzuelo antienganche.

Con este artificial llegó a lugares sobre los juncos donde nadie había llegado sin enganchar.

Una hermosa tararira se lanzó sobre el engaño y luego de una fuerte dentallada le rebanó el cuerpo de goma del señuelo quedando el esqueleto de su engaño al descubierto; esto habla a las claras de la potencia del ataque.

Transcurridas varias horas de pesca, en un día poco favorable dimos por concluido nuestro relevamiento y logramos confirmar que la laguna de San Miguel del Monte recuperó las tarariras “gigantes” que la hicieron famosas.


Relevamiento de pesca: Gabriel López


Fuente: El Día de La Plata


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