Carolina Riesgo, nos cuenta los detalles
de su emotiva primera vez
que pescó un Dorado,
orígen de su amor por la Pesca
Siempre me hablaba de lo hermosos que eran los atardeceres en Esquina, Corrientes.
En ese entonces, se gastaba rollos enteros y en cuanto los revelaba eran todas imágenes de atardeceres.
Un fin de semana, me llevó a pescar a ese gran atardecer. Era Junio y no quería parar de llover, pero eso no nos detuvo, equipos de lluvia puestos y partimos !
Nunca había pescado un dorado, no sabía donde pescarlo, no sabía lo que comía ni como encarnar una morena, ni cómo maniobrar el equipo.
Nunca había pescado un dorado, no sabía donde pescarlo, no sabía lo que comía ni como encarnar una morena, ni cómo maniobrar el equipo.
Y mucho menos, sabía que me iba a dar tal pelea.
El primer pique lo tuvo mi viejo, dio tal cañazo en seco que el anzuelo y la plomada salieron volando fuera del agua hacia la lancha, de modo que casi me llevo hecho un piercing en la cara.
El primer pique lo tuvo mi viejo, dio tal cañazo en seco que el anzuelo y la plomada salieron volando fuera del agua hacia la lancha, de modo que casi me llevo hecho un piercing en la cara.
Empapada y con caña en mano pensaba “Un tanto peligroso esto de la pesca del dorado”.
La segunda oportunidad la tuve yo, la caña comenzó a doblarse y al unisono el guía, en ese entonces Laly Cafferata y mi viejo gritaron ¡¡CLAVA!!
La segunda oportunidad la tuve yo, la caña comenzó a doblarse y al unisono el guía, en ese entonces Laly Cafferata y mi viejo gritaron ¡¡CLAVA!!
Me levante del asiento, me afirmé, afirmé el equipo y le di tal sacudón que es el día de hoy, 14 años más tarde, que se siguen riendo de esa secuencia.
En ese momento, entre la adrenalina y la felicidad, me temblaba el alma.
Sentí una tensión en el otro extremo y ahí lo vi, vi esa imagen característica del dorado que nunca es igual y siempre es explosiva.
Lo vi, saltando y sacudiendo su cabeza fuera del agua, ese era mi primer dorado y me dio batalla.
Quedé tan maravillada con esa pesca, con ese ambiente natural, con los distintos arroyos y brazos del Paraná, Rio Corriente y la vida que hay en ellos...
Enamorada de los cambios de agua y los atardeceres...
A los pocos meses, me preguntaron que quería para mi cumpleaños y les dije que quería un equipo completo para pescar dorados.
De ahí mi vida, amor y necesidad por la Pesca.
por Carolina Riesgo
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