martes, 10 de mayo de 2016

Ramallo: dorados grandes y vigorosos, por Weekend


Te presentamos un breve adelanto de una
nota de Nestor Saavedra, sobre la Pesca de Dorados
con artificiales en la zona de Ramallo, publicada
en la edición mayo de Weekend



Ejemplares de todos los tamaños muy cerca de Rosario y Buenos Aires. Usamos dos equipos de diferente potencia para disfrutarlos al máximo.


por Nestor Saavedra

Cuando el periodista Roberto Zapico Antuña escribió que “equipos livianos hacen grandes peces”, era un cachetazo contra el habitual uso de equipamiento sobredimensionado para sacar peces chicos. Cañas vegetales pesadas con reeles enormes se utilizaban para lograr bagrecitos, patíes y hasta pejerreyes. Más de cuarenta años después, con un extraordinario avance de la tecnología, su dicho sigue siendo verdadero. Y, afortunadamente, muchos pescan con equipos leves y ultralivianos en nuestro país.

Con la gran creciente del río Paraná aparecieron muchísimos juveniles en las costas, favorecidos por una reproducción muy activa y tranquila, al refugio de tantas zonas inundadas, poco accesibles para peces cazadores grandes. Chafalotes, dentudos, pirá pitás, surubíes, manduvás, mojarras y muchos doraditos, ninguno de los cuales pasa el medio kilo, solo causan placer a quienes los pescan en spinning con equipos ultralivianos.

Porque están las condiciones para divertirse con muchos pececitos pero porque también me gusta sacar dorados más grandes, planifiqué una salida en Ramallo, con el guía Manuel Hiriart, para apuntar a hacer grandes todos los peces que pescáramos. No importa el tamaño del pez. Importa el tamaño del equipo. Llevamos entonces dos
extremos para pasar una jornada hermosa, de las pocas en que el tiempo, pese a un chubasco vespertino, se portó muy bien en abril.

Equipos y señuelos
Con cañas rápidas y medio rápidas, de hasta 2,10 metros, aptas para líneas de entre 17 y 20 libras (1 l ibra = 0,453 ki los), como máximo, buscamos los dorados sobre la costa bonaerense, aprovechando todo tipo de obstáculos donde la gigante masa del río Paraná
formara correderas.

En nuestra contra, el río subía constantemente metiendo el agua en los campos ya anegados y, con ella, la carnada, detrás de la cual va el dorado, objetivo principal de la salida.

Al otro día observé en Internet que el agua había crecido ¡diez centímetros en un día! trepando a una marca que el hidrómetro local no superaba desde hacía casi dos meses: 4,70 metros.

No obstante, en distintos puntos, tanto aguas debajo de la ciudad como aguas arriba,
encontramos acción utilizando señuelos de los tres tipos de paleta: corta, larga e intermedia. La primera es muy buena para los lugares menos profundos y con menor correntada, ya que el pequeño babero se descontrola con facilidad cuando se suma la
presión que ejerce el agua más la que ocasiona la tracción del reel.

La segunda es la más fácil de controlar con la caña en los lugares profundos, ya que el artificial “se agarra” fuertemente al agua y no se va de costado. Es la mejor, a mi gusto, para obstáculos ubicados lejos de la costa. La tercera es un buen equilibrio y con la
que tuvimos más piques.

Lea la nota completa en la edición 524 de Weekend
mayo de 2016.


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