Crónica de una jornada ventosa en el Riopla,
con mucha diversión y poca y pobre pesca
Una invitación a una salida sabatina para buscar Pejes en una laguna bonaerense me fue sorpresivamente cancelada por cuestiones de fuerza mayor, pero eso no me iba a detener.
Iba a estrenar una caña y ya tenía la agenda programada y no quería desperdiciar la fecha, por lo que comencé a tratar de improvisar alguna alternativa rápidamente, y se dio una oportunidad.
No era lo mismo que la salida planeada anteriormente, pero era buscar Pejerreyes ...
Con un par de amigos coordinamos para encontrarnos en el Parque de Los Niños de CABA, para realizar un relevamiento durante una media jornada de Pesca de Flechas de Plata.
Cerca del medio día del sábado pasado (27/05) pasé por Casa El Abuelo en el barrio de Flores, plena ciudad de la furia, donde el amigazo Marcelo Iglesias me preparó una porción de mojarras vivas de la mejor calidad, como las que siempre ofrece a sus clientes a la par de otros tipos de carnada y artículos de pesca variados.
Alrededor de las 14:00 Hs. llegué al Parque de los Niños, que me recibió con un sol mezquino y un tiempo algo fresco, producto de un leve vientito que soplaba desde los cuadrantes del sur.
Hablando con otros Pescadores instalados desde primera hora en el lugar, me enteré que estaba saliendo algo (no mucho) de variada de cuero, dominada por Patíes medianitos, pero ni noticias de las Flechas en toda la mañana, en ninguna de las cañas desplegadas.
Haciendo oídos sordos de estos antecedentes decidí desplegar la flamante perlita de 4 m de grafito IM8 que llevaba, y el resto del equipo.
Pocos minutos después llegaron mis esperados compañeros, Román Raposo y Marcelo Valdez, dos de los fundadores del grupo facebookeano "Terapia de Pesca", con quienes rápidamente nos pusimos manos a la obra en pos de lograr ejemplares plateados.
Utilizamos cañas de 4 m con reeles frontales y lineas de flote, armadas con tres boyas esféricas de 20 mm en color limón, rematando la linea con un mandale para contrarestar las condiciones del río, y encarnamos tanto con mojarras vivas como saladas.
Los minutos pasaban y los piques no aparecían, confirmando la tendencia mañanera anunciada, y para colmo se incrementaba la incidencia del viento, lo que hacía disminuir la temperatura.
Alrededor de las 16:00 Hs. el vientito había mutado en un viento muy fuerte, y como seguían sin aparecer los Pejes muchos colegas de vicio desistieron y comenzaron a emprender el regreso.
Un rato más tarde, cuando apenas quedaban unas pocas cañas empuñadas, Román reaccionó rápida y enérgicamente con su caña, y comenzó a traer algo, que terminó siendo un dientudo de gran tamaño que llegamos a ver a poca distancia del murallón, justo antes que se librara del anzuelo.
Pocos minutos después, un movimiento extraño en la boya más lejana de mi caña, que me generó dudas sobre si se trataba de un franco pique leve o un fuerte baile por las olitas del ya muy picado Riopla, me tentó a recoger la linea y para sorpresa de todos, venía enganchada una lapicera, un juvenil Peje de 15 cm.
Tras las gastadas y reacciones típicas, de un lado y otro, volvimos a la tarea realizando además una acción paralela con la caña de variada, encarnando en este caso con lombriz.
Así surgió en mi caña un lindo porteñito de unos 22 cm aproximadamente.
Casi a continuación Román levantó un dientudo chico pero gordito, que terminó seleccionado para carnada blanca de una próxima jornada.
Por su lado, y ante la aburrida falta de piques, Marcelo probaba como segunda alternativa distintos tipos de boyas, pensando en alguna competencia futura.
Las 18:00 Hs. nos encontraron casi sin luz natural, con muchísimo viento y frío y casi sin ninguna cosecha, por lo que concluimos la jornada, prometiéndonos reiterarla allí mismo próximamente, como para buscar la revancha.
La Pesca es así. Hay días buenos y otros malos en cuanto a resultados.
Pero lo que nunca se discute y nadie puede borrar, es esos magníficos momentos compartidos con amigos, el relax y la paz que produce en muchos de nosotros esta amada pasión por la pesca.
Agradezco a Román y Marcelo la gentileza de cederme algunas imágenes que ilustran esta nota.
por Emilio Piñeiro
para Area de Pesca
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Cerca del medio día del sábado pasado (27/05) pasé por Casa El Abuelo en el barrio de Flores, plena ciudad de la furia, donde el amigazo Marcelo Iglesias me preparó una porción de mojarras vivas de la mejor calidad, como las que siempre ofrece a sus clientes a la par de otros tipos de carnada y artículos de pesca variados.
Alrededor de las 14:00 Hs. llegué al Parque de los Niños, que me recibió con un sol mezquino y un tiempo algo fresco, producto de un leve vientito que soplaba desde los cuadrantes del sur.
Hablando con otros Pescadores instalados desde primera hora en el lugar, me enteré que estaba saliendo algo (no mucho) de variada de cuero, dominada por Patíes medianitos, pero ni noticias de las Flechas en toda la mañana, en ninguna de las cañas desplegadas.
Haciendo oídos sordos de estos antecedentes decidí desplegar la flamante perlita de 4 m de grafito IM8 que llevaba, y el resto del equipo.
Pocos minutos después llegaron mis esperados compañeros, Román Raposo y Marcelo Valdez, dos de los fundadores del grupo facebookeano "Terapia de Pesca", con quienes rápidamente nos pusimos manos a la obra en pos de lograr ejemplares plateados.
Utilizamos cañas de 4 m con reeles frontales y lineas de flote, armadas con tres boyas esféricas de 20 mm en color limón, rematando la linea con un mandale para contrarestar las condiciones del río, y encarnamos tanto con mojarras vivas como saladas.
Los minutos pasaban y los piques no aparecían, confirmando la tendencia mañanera anunciada, y para colmo se incrementaba la incidencia del viento, lo que hacía disminuir la temperatura.
Alrededor de las 16:00 Hs. el vientito había mutado en un viento muy fuerte, y como seguían sin aparecer los Pejes muchos colegas de vicio desistieron y comenzaron a emprender el regreso.
Un rato más tarde, cuando apenas quedaban unas pocas cañas empuñadas, Román reaccionó rápida y enérgicamente con su caña, y comenzó a traer algo, que terminó siendo un dientudo de gran tamaño que llegamos a ver a poca distancia del murallón, justo antes que se librara del anzuelo.
Pocos minutos después, un movimiento extraño en la boya más lejana de mi caña, que me generó dudas sobre si se trataba de un franco pique leve o un fuerte baile por las olitas del ya muy picado Riopla, me tentó a recoger la linea y para sorpresa de todos, venía enganchada una lapicera, un juvenil Peje de 15 cm.
Tras las gastadas y reacciones típicas, de un lado y otro, volvimos a la tarea realizando además una acción paralela con la caña de variada, encarnando en este caso con lombriz.
Así surgió en mi caña un lindo porteñito de unos 22 cm aproximadamente.
Casi a continuación Román levantó un dientudo chico pero gordito, que terminó seleccionado para carnada blanca de una próxima jornada.
Por su lado, y ante la aburrida falta de piques, Marcelo probaba como segunda alternativa distintos tipos de boyas, pensando en alguna competencia futura.
Las 18:00 Hs. nos encontraron casi sin luz natural, con muchísimo viento y frío y casi sin ninguna cosecha, por lo que concluimos la jornada, prometiéndonos reiterarla allí mismo próximamente, como para buscar la revancha.
La Pesca es así. Hay días buenos y otros malos en cuanto a resultados.
Pero lo que nunca se discute y nadie puede borrar, es esos magníficos momentos compartidos con amigos, el relax y la paz que produce en muchos de nosotros esta amada pasión por la pesca.
Agradezco a Román y Marcelo la gentileza de cederme algunas imágenes que ilustran esta nota.
por Emilio Piñeiro
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