Viva la Pesca de Diario Popular nos cuenta
acerca del buen momento que transita Magdalena,
donde se da una fiesta de Pejes y Corvinas
Fuimos para lograr flechas de plata y las aguas verdes nos invitaron a probar también con la importante ictiofauna marina que se da cita en este pesquero de inmejorables condiciones para divertirse a puro pique.
Magdalena no deja de sorprendernos. Este punto estratégico del Río de la Plata donde se entremezclan aguas marinas con dulces, es escenario del tránsito de diversas especies que hacen las delicias de los pescadores.
Y así, donde hasta hace poco tiempo seguíamos pescando dorados, ahora
realizamos una notable faena cobrando en una misma jornada suculentos
pejerreyes, monstruosas corvinas rubias y combativos bagres de mar.
Justo es decir que tal cosecha pudo hacerse gracias a los buenos oficios de un guía previsor y conocedor de su ámbito como don Miguel Alvarado, quien contaba en su embarcación no solo con las mojarritas vivas para tentar al pejerrey, sino también con anchoítas frescas y langostinos, cebos efectivos para las especies de origen marino que penetran en el estuario rioplatense.
Todo empezó con los arreglos efectuados por nuestro colaborador Gustavo Miranda para visitar la zona, acompañado de su amigo Roberto Cufré. Alvarado les confirmó que ya se habían dado buenas cosechas de pejerreyes y llevaron equipos a tal efecto, pero además de las de 4 metros (Karma de Tech y Shimano Sojurn), tuvieron el buen tino de llevar los rotativos tipo huevito (Luxor de Tech y Spinit Speed Pro) por si había dorados. Pero....¡sorpresas te da la pesca! Las aguas de Magdalena lucían verdes, fruto de una gran masa hídrica de origen marino, por lo que estaba muy tentadora la situación para probar también con especies marinas.
Así las cosas, tras una mañana a puro pejes, Alvarado sacó una cañita de 2,10, armó línea corvinera de anzuelo simple y logró dos corvinas. "Levanten muchachos que vamos a pescar corvinas a lo loco". El guía puso proa a Punta Indio, y tras una hora de navegación ancló sobre un fondo de piedras donde literalmente hubo pique hasta cansarse. Ya con todo el grupo armado con cañas cortas y líneas corvineras que les proveyó el guía, corvinas y bagres de mar comenzaron a salir, alternadamente, eligiendo los cebos. Las corvinas volcaron sus preferencias al langostino, en tanto el bagre de mar picaba de inmediato ni bien la anchoa tocaba fondo.
Como consejo para atar estos cebos y fijarlos bien al anzuelo, siempre hay que llevar en la valija de pesca hilo mágico (hilo elástico) que se consigue en cualquier casa del ramo.
Lo que mas sorprendió al grupo fueron los tamaños de estas presas, pues hubo mas de una decena de corvinas que pasaron los 2,5 kilos y los bagres de mar, eran similares a los de Berisso, en portes de 2 a 3 kilos casi siempre.
Esto, sumado a un cajón donde ya reposaban en paz 40 pejerreyes de 25 a 45 cm logrados entre cinco pescadores, habla a las claras de las bondades de un pesquero que poco mas de 11 km de Buenos Aires se propone como un lugar insoslayable en estos tiempos de recambio de temporada.
Habrá que ver si después de esta tormenta el clima varía en forma sustancial, pero como las masas hídricas tardan mucho mas que el aire en variar sus temperaturas, estimamos que habrá al menos unos 20 días más donde el pescador podrá optar por pescar buenos pejerreyes o suculentas corvinas. Y, en el mejor de los casos, tal como lo vivimos, combinar ambas especies.
Enamorados de este pesquero que aún conserva costas vírgenes del Río de la Plata, nos despedimos de Miguel prometiendo un pronto regreso por mas sorpresas.
Justo es decir que tal cosecha pudo hacerse gracias a los buenos oficios de un guía previsor y conocedor de su ámbito como don Miguel Alvarado, quien contaba en su embarcación no solo con las mojarritas vivas para tentar al pejerrey, sino también con anchoítas frescas y langostinos, cebos efectivos para las especies de origen marino que penetran en el estuario rioplatense.
Todo empezó con los arreglos efectuados por nuestro colaborador Gustavo Miranda para visitar la zona, acompañado de su amigo Roberto Cufré. Alvarado les confirmó que ya se habían dado buenas cosechas de pejerreyes y llevaron equipos a tal efecto, pero además de las de 4 metros (Karma de Tech y Shimano Sojurn), tuvieron el buen tino de llevar los rotativos tipo huevito (Luxor de Tech y Spinit Speed Pro) por si había dorados. Pero....¡sorpresas te da la pesca! Las aguas de Magdalena lucían verdes, fruto de una gran masa hídrica de origen marino, por lo que estaba muy tentadora la situación para probar también con especies marinas.
Así las cosas, tras una mañana a puro pejes, Alvarado sacó una cañita de 2,10, armó línea corvinera de anzuelo simple y logró dos corvinas. "Levanten muchachos que vamos a pescar corvinas a lo loco". El guía puso proa a Punta Indio, y tras una hora de navegación ancló sobre un fondo de piedras donde literalmente hubo pique hasta cansarse. Ya con todo el grupo armado con cañas cortas y líneas corvineras que les proveyó el guía, corvinas y bagres de mar comenzaron a salir, alternadamente, eligiendo los cebos. Las corvinas volcaron sus preferencias al langostino, en tanto el bagre de mar picaba de inmediato ni bien la anchoa tocaba fondo.
Como consejo para atar estos cebos y fijarlos bien al anzuelo, siempre hay que llevar en la valija de pesca hilo mágico (hilo elástico) que se consigue en cualquier casa del ramo.
Lo que mas sorprendió al grupo fueron los tamaños de estas presas, pues hubo mas de una decena de corvinas que pasaron los 2,5 kilos y los bagres de mar, eran similares a los de Berisso, en portes de 2 a 3 kilos casi siempre.
Esto, sumado a un cajón donde ya reposaban en paz 40 pejerreyes de 25 a 45 cm logrados entre cinco pescadores, habla a las claras de las bondades de un pesquero que poco mas de 11 km de Buenos Aires se propone como un lugar insoslayable en estos tiempos de recambio de temporada.
Habrá que ver si después de esta tormenta el clima varía en forma sustancial, pero como las masas hídricas tardan mucho mas que el aire en variar sus temperaturas, estimamos que habrá al menos unos 20 días más donde el pescador podrá optar por pescar buenos pejerreyes o suculentas corvinas. Y, en el mejor de los casos, tal como lo vivimos, combinar ambas especies.
Enamorados de este pesquero que aún conserva costas vírgenes del Río de la Plata, nos despedimos de Miguel prometiendo un pronto regreso por mas sorpresas.
Fuente: Viva la Pesca de Diario Popular
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