Crónica Pesca nos trae una historia asombrosa
sobre extraños especímenes, muy poco conocida
entre Pescadores Deportivos
por Horacio Pascuariello
para Crónica Pesca
Allá por noviembre de 1996, tomábamos conocimiento de un extraño pejerrey pescado en el partido de Adolfo Gonzales Chaves, provincia de Buenos Aires, casi deforme por las pronunciadas jorobas en su estructura dorsal.
El mismo fue capturado por el señor Luis María Campos, en una estancia situada en el municipio mencionado, y presentaba dos marcadas gibas. No es común obtener ejemplares con tal deformación y que alcancen un largo de 54 centímetros y un peso de 1,400 kilogramos, generalmente, estos peces enfermos están entre los 25 y 35 centímetros.
Se han hecho necropsias a otros ejemplares con características similares y esas torsiones de columnas y los parásitos alojados en las cuencas orbitales y cerebrales hacen suponer la razón de tal problema (Diplostomun en el sistema nervioso central cerebro).
El trabajo de investigación lo venía efectuando el doctor Héctor Petinato, de la cátedra de Producción Ictícola de la Universidad Nacional del Centro, habiendo estable- cido que tanto los caracolillos como el bigüá son los portadores e intermediarios para que los pejerre- yes contraigan la enfermedad.
Lo detallado es tema conocido por los especialistas, mientras que para los pescadores deportivos es una extraña curiosidad. No menos extrañeza causó la captura de un monstruoso bagre que comía palomas. El relato es así.
El señor Antonio Yaponi, pescador y vecino de Tandil, capturó para esa misma época, desde la costa del lago Del Fuerte, un bagre que midió 62 centímetros de largo y 3,750 kilogramos; debido a lo inusual de su porte, le sacaron fotos y lo mantuvieron vivo en unas piletas del local de pesca Las Praderas de nuestro informante Alberto Tripodi, donde habitualmente se alojan las mojarras vivas para su comercialización. Allí, durante la noche, se cansó de perseguir a las mismas y notaron como su panza crecía considerable- mente. Al principio pensaron que tenía ovas.
Finalmente, viendo que manteniéndolo vivo no podían profundizar más en su estudio, optaron por sacrificarlo y dos veterinarios, Leonardo Tripodi e Ismael Mercado, decidieron operarlo para ver qué contenía su estomago. Grande fue la sorpresa al extraer un pejerrey de algo más de 15 centímetros, tres bagres cascarudos barrefondos, un alevino de pejerrey de 5 centímetros y una paloma torcaza emplumada. Esto puede dimensionar su tamaño todo el contenido estomacal en proceso de digestión normal.
Sobre el lago Del Fuerte, por aquellos tiempos, debemos decir que se constituía en defensa de la ciudad de Tandil, pues embalsaba el agua proveniente de las lluvias en las sierras (aguas aluvionales), evitando las inundaciones.
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