Buenas tarariras en kayak, en la isla Martín García

 

 Viva la Pesca, sección del Diario Popular

nos trae el relato de una jornada en la

Isla Martín García buscando Tarus desde el Kayak

Llegando en semirrígido hasta la isla y con un guía que tiene permiso para pescar en la reserva, la exploración de canales bajos nos dio grandes taruchas usando la clásica boya plop, en un día donde no tomaron señuelos.

Las coloridas siluetas de los kayaks se van imponiendo a buen ritmo en los distintos ámbitos de pesca. Y el Río de la Plata no es la excepción. La versatilidad de estas pequeñas pero ágiles embarcaciones es su principal virtud, ya que nos permiten acceder a lugares de otro modo inaccesibles, pasando por angostos pasajes entre ramas caídas, vegetación emergente, o simplemente remando en apenas 30 cm de agua para lograr -como lo hicimos el sábado pasado- las más notables taruchas rioplatenses en canales bajos de las islas Martín García y otras circundantes.

Todo comenzó con un llamado del guía Martín Gómez que nos agarró recién llegaditos de Córdoba para invitarnos a pescar en la isla Martín García, en cuya reserva tiene permiso de pesca exclusivo mediante kayaks que Prefectura le permite guardar en la isla. Agarramos viaje enseguida junto al amigo Facundo Pujol y al otro día bien temprano estábamos en las amarras del Yacht Club de San Fernando para llevarnos la primera sorpresa de la jornada: conocer el gomón de 8 metros de eslora de nuestro guía, una embarcación que hizo que nuestra navegación fuera "sedosa", evitando los clásicos golpes de los trackers al saltar en río picado.

Gómez nos esperó con su socio Paco, un cliente llamado Alejandro y un ayudante para cuidar la embarcación y pertenencias mientras pescábamos en la isla.

Una hora después arribamos a Martín García, donde tras dar el rol correspondiente el guía bajó los kayaks, los ató en caravana tras el gomón y nos llevó a la boca de un arroyito prometedor que se metía en el corazón de la isla.

Allí la cosa siguió en los kayacs, donde llevamos una buena provisión de agua, cajas con señuelos, y algunas líneas de boyas plop.

El agua turbia, color "chocolate", hizo que la acción de los señuelos no tentara a las tarus. La cosa fue my distinta cuando pasamos a las boyas plop: enseguida las taruchas se prendieron a los trozos de anguila que usamos de carnada, brindándonos peleas magníficas con equipos livianos. En mi caso usé caña Gozio de 5,6" con reel Quantum de bait cast. A ese pequeño equipo le monté una línea de boya plop de 1 metro de profundidad, que mediante nudos corredizos pude hacer trabajar a distintas profundidades.

Los kayaks nos permitían lograr dos o tres capturas y movernos buscando pique. Sencillamente la experiencia de pescar así es maravillosa, aunque requiere cierto desgaste físico que pasa factura al final de la jornada.

Todos logramos tarariras de 2 a 3 kilos, salvo Facundo Pujol que insistió a muerte con los muñecos sin lograr resultados mas allá de un par de ataques a un spinner bait. En una suerte de spinning con carnada, a un spinner bait sin flecos le agregué un pedacito de anguila y allí concreté una captura importante, pero luego volví al sistema clásico de boya plop.

Tan entusiasmados estábamos pescando tarus grandes que dejamos pasar la hora del almuerzo y volvimos directamente cerca de las cuatro de la tarde a la bella playita donde dejamos el semirrígido a buen cuidado del ayudante del guía. Tras el almuerzo, disfrutamos una horita de playa viendo aterrizar hidroplanos y gente haciendo ski acuático, y ya frescos y contentos por la pesca vivida, volvimos a puerto por río abierto, notando nuevamente que la navegación en gomón es magnífica a tal punto que nos echamos una pequeña siestita a bordo.

Vale la pena aprovechar el mes y pico de calor veraniego restante para divertirse con las últimas taruchas de la temporada. No se va a arrepentir.

Fuente: Viva la Pesca de Diario Popular 


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