Las Bogas siguen firmes en los malecones porteños

Wilmar Merino salió en busca de las

Bogas en aguas porteñas, y nos cuenta

los resultados de la pesca en esta

nota de Viva la Pesca de Diario Popular

Partiendo de Costanera Norte, optimizamos tiempo de pesca, y a sólo 10 minutos de lancha dimos con esta combativa especie. Llevar variedad de carnadas es fundamental para este omnívoro bien caprichoso.

El río de la Plata está en plena transición y la primera semana fresca en meses ya marca el arribo del pejerrey por la zona Sur, mientras que en la zona Norte la variada de verano sigue a pleno, pese a lo inconstante de la pesca por la turbidez del agua que por estos días le da un color "chocolate" al querido Riopla.

En ese contexto, la pesca de especies que usan mucho la vista para cazar -llámese dorado o tararira- se complica un poco salvo en ciertos puntos muy específicos, mientras que la pesca de especies de cuero y omnívoros sigue firme. Para hacer una pesca cercana y efectiva, apelamos a los servicios de un querido amigo como Jorge Anzulovic -quien tiene su tracker para salidas guiadas en Puerto Norte a pasitos de los carritos de la costanera- para relevar los famosos malecones del puerto porteño, que siempre deparan sorpresas muy interesantes.

Junto a su yerno Hernán, responsable de la firma de ropa de pesca Skinsouth, nos embarcamos a media mañana y en diez minutos estábamos probando suerte en la boca de agua caliente del viejo anexo Chavarri de la AAP donde esta vez el agua no presentaba signos de actividad de sábalos y se encontraba caliente por demás. En consecuencia, sin comida y con una temperatura extrema en el medio líquido, los dorados faltaron a la cita.

Entonces nos decidimos a orientar los cañones a la boga, especie que nunca falla. Llevamos un buen surtido de masas y maíces provistos por El Abuelo, nuestra casa de carnadas de Flores, donde no olvidamos cargar también un buen puñado de lombrices para lograr unos bagres amarillos con los que tentar al dorado.

Esta parte del plan se cumplió a la perfección: logramos los ansiados amarillitos y pusimos dos cañas a popa con la chicharra en su punto justo esperando escuchar la "música" de una buena llevada. Mientras, armamos líneas de dos anzuelos de pata corta y buen gap, tipo Chinu 5, para probar suerte con las bogas.

Como dijimos, usamos variedad de carnadas, entre ellas salamines, maíz remojado en esencia de vainilla, y variedad de masas. Estas últimas se llevaron las palmas. Y este dato no es menor, pues cuando las bogas toman masas, suelen preferirla mucho más que cualquier otra carnada, y cuando optan por el salamín rara vez se vuelcan por las masas. Misterios de estos omnívoros que hacen muy linda la pesca ya que nunca una salida es igual a otra.

Como dijimos, anclamos a unos 15 metros de los malecones y tiramos contra las piedras. Los piques no tardaron en llegar: las cañas con líneas encarnadas con masa tuvieron respuestas de bogas de 1 a 3 kilos, bien combativas, que en esas profundidades de 4 metros brindan luchas inolvidables especialmente si usamos equipos livianos.

Precisamente en mi caso estrenaba una caña Osaka de Tech, de 7 pies, que me dio una sensación de pesca increíble. El reel usado fue un Shimano Cítica para mano zurda cargado con multi power Pro de 30 lbs, hecho que me obligó a clavar suave para no provocar desgarros en la boca de las bogas, para las que suelo preferir nailon del 0,35 en zona de rocas.

Podemos decir con convicción que podemos disfrutar un par de semanas más de la pesca de bogas en los malecones, dado que esta especie permanece firme comiendo mejillones y verdín de las rocas, en tanto en esta jornada no hubo dorados a la vista ni en nuestra lancha ni en otras embarcaciones que se encontraban cerca nuestro. Pero igual recomendamos tirar siempre una cañita para esta especie porque la sorpresa está latente.

por Wilmar Merino

para Viva la Pesca /// Diario Popular

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