sábado, 14 de marzo de 2015

Tucumán: "Pancho" hizo historia


Francisco Prats, no vidente de 10 años,
ganó la categoría Menores de la Copa Amistad
que se desarrolló en La Angostura


Creo que voy a pescar toda la vida”, asegura el niño que también toma clases de guitarra y disfruta de andar en bicicleta junto a sus amigos...

La entrega de premios en un concurso de pesca es un ritual sagrado para todos los deportistas. En ese momento, los más experimentados (que normalmente son los que suben al podio), cuentan el porqué de su éxito. Pero el domingo, cuando se hizo la ceremonia de la Copa Amistad -encuentro organizado por los clubes de Pesca y Náutica Concepción y de la UNT que se desarrolló en La Angostura-, no se habló de otra cosa. Los gestos de emoción se apoderaron de muchos rostros. También se aplaudió más que nunca cuando Francisco Prats recibió su copa por haber ganado en la categoría Menores. No era para menos: por primera vez un no vidente conseguía un triunfo en esta prueba.

“Me encantó. Saqué seis pejerreyes y ya le dije a mi papá que quiero venir al concurso del 22 de marzo”, asegura “Pancho”, confirmando que ese día estará presente en la segunda fecha del interno del Concepción.

“La idea es integrarlo aún más. El padre no se dio cuenta y entró con él con un bote alquilado. Cuando nos enteramos casi lo matamos. Queremos que Francisco sea un pescador más dentro del club”, explica Gustavo Geria, abogado concepcionense que le abrió las puertas de la entidad.

“Pancho” -de 10 años- por un desprendimiento de retina, perdió la visión de un ojo y casi no ve del otro. Ese problema no le impidió seguir con la tradición familiar. Su abuelo paterno,Héctor, sus tíos Diego y Javier, y su tía y madrina María Soledad, le transmitieron la pasión por la pesca. “De la pesca me gusta todo, más cuando hay pique”, cuenta entusiasmado. “El domingo pesqué al tacto y con filetes de mojarras. Me fue muy bien y saqué uno grande”, agrega exultante.

El niño se pone serio y cuenta con orgullo sus experiencias. “En La Angostura fue la primera vez que pescaba, pero ya lo hice en un criadero de truchas de Tafí del Valle, en Los Reyunos (Mendoza), y en el parque Los Alisos, donde mi madrina se hacía la yuta del colegio para ir a atrapar mojarritas”, relata.

“Me encanta ir a pescar porque siento la brisa del viento en mi rostro cuando navego en el bote. Los sonidos de la naturaleza también me gustan mucho”, cuenta con la simpleza de un grande, no de edad, sino de corazón.

Carlos Nieva, presidente del club de la UNT, no dejó de mostrar su asombro por lo que hizo “Pancho”. “Nos demostró que en el deporte podemos participar y convivir todos. En lo personal me dejó perplejo el empuje, el coraje y la desfachatez de decir acá estoy, no me tengan lástima si puedo hacer lo mismo que ustedes. Y no sólo eso, sino que participó y ganó. Evidentemente, este chico los tiene muy bien puestos a pesar de su edad...”, comenta emocionado.

Oscar Carrazana es el titular del club de Concepción y dice estar muy orgulloso. “Una de nuestras metas era agregar niños y jóvenes. Pero jamás nos habíamos imaginado tener un Francisco (NdelaR: el martes se asoció al club). Para nosotros es un orgullo y este chico debe ser considerado un ejemplo”, comenta.

El directivo también sabe que a partir de esta experiencia puede haber muchos otros chicos con capacidades diferentes que quieran hacer lo mismo. “Para nosotros será un gran orgullo. Siempre decimos que la pesca es una actividad que la puede practicar cualquier persona. No tenemos ningún tipo de problemas en recibirlos, acompañarlos, apoyarlos y cuidarlos. Este, en realidad, más que una actividad es una terapia y no tengo dudas que puede ayudar a muchos”, agrega.


Pura superación

Raúl y María Eugenia, los padres de “Pancho”, son los únicos responsables de que disfrute cada una de las actividades que realiza. “Hay un pacto familiar. Él es uno más, no hay trato diferente. Obviamente que se lo acompaña, pero si hay que retarlo, se lo reta y si se lo tiene que felicitar, se lo felicita”, explica el papá, que no es fanático de la pesca.

“Verlo practicar este deporte es un espectáculo. Tiene paciencia y no se desespera. Es más, el domingo erraba un pique y me decía: ‘tranquilo ya lo vamos a atrapar’. Cuando pescó uno grande, lo saqué del anzuelo e hice que lo tocara para que lo descubriera. Mucho no le gusta, puesto que tiene el sentido del olfato más desarrollado y por ahí le resulta desagradable”, cuenta Raúl, que un día decidió dejar San Miguel de Tucumán para instalarse en Concepción.

Los padres de “Pancho” lo califican como un testarudo de alma y de nacimiento. “Por su propio esfuerzo consiguió todo lo que quiso. Muchos no me creen, pero aprendió a caminar y a comer solo cuando tenía tres años. Se enojaba si queríamos ayudarlo. Tenemos una anécdota muy especial: él aprendió a andar en bicicleta sin rueditas y su hermano mellizoNicolás no podía hacerlo. Un día le dijo: ‘si querés yo te enseño”, recuerda Raúl, riéndose en la charla con LG Deportiva. 


Diferencias

El logro de Francisco no pasó desapercibido. En Mendoza, sus tíos se pelean por decir quién de los dos es el responsable de haberlo transformado en un buen pescador. En Concepción, todos hablan del caso; María Soledad no deja de contar el logro que cosechó en La Angostura. En el barrio donde viven todos se alegraron, y ni hablar en el colegio, ya que “Pancho” decidió llevar el trofeo que obtuvo para mostrárselos a sus compañeros y docentes. Por eso el teléfono de la casa no deja de sonar.

“Creo que voy a pescar toda mi vida o por lo menos mientras me sigan llevando”, comenta Francisco, mientras su padre Raúl lo escucha sabiendo que le esperan al menos siete excursiones de pesca en lo que queda del año.

“No puedo decir que es un ejemplo, pero sí estoy seguro que hace lo que le gusta, como tomar clases de guitarra, ir a la escuela (cursa la primaria en el Instituto Vocacional Concepción) y sale a pasear en bicicleta, por comentar algo. Por suerte, el club le abrió las puertas para que pueda practicar el deporte que tanto le gusta y eso es lo más importante”, concluye.

Los viejos deportistas dicen que pescar en medio de paisajes espectaculares abre la mente. También aseguran que el viento sirve para limpiar el alma. Después del logro de “Pancho”, deberán agregar que facilita la superación personal y ayuda a la integración.


por Gustavo Rodriguez
para La Gaceta Deportiva


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