Te presentamos esta nota de El Día de La Plata,
con un exitoso relevamiento en Berisso, de la mano
de Fernando Sanchez, de Alta Pesca
Si existe un pesquero que ilusiona a los pescadores de matungos ese es Berisso y más aún cuando comenzado junio y aún sin que la temperatura haya descendido demasiado, los “Gran Berisso” están en cantidad en las aguas del Río de la Plata de nuestra zona.
La cita fue a las 8 de la mañana con el guía Fernando Sánchez, su amigo el “Vasquito” y 2 pescadores (padre e hijo) que hacían su debut en esta pesca con la ilusión de encontrarse cara a cara con estos trofeos.
Durante el recorrido del canal que nos lleva al río Santiago nos encontramos con una neblina apenas disipada por los primeros rayos de sol que se asomaban entre las copas de los árboles, sin dudas una hermosa postal.
En el destacamento de Prefectura, casi no había más lugar para desembarcar pues presurosos todos los guías tratan de hacer rápidamente el rol de salida correspondiente, para ganar algún minuto más en una especie de largada náutica.
Pero claro, estos matungos no se regalan y por ahora los tenemos lejos lo que no permite ir todos los días, y hay que buscar aquellos días en los que las condiciones climáticas lo permiten y este último sábado pintaba un día ideal con poco viento y del sector sudeste, muy favorable para pescar.
Fernando nos trasladó perfectamente hasta la zona de pesca elegida. Ni bien llegamos se desplegaron las dos anclas de capa y los dos botellones de ceba en proa y popa, las anclas son para mantener correcta deriva de la embarcación y las cebas para formar una calle de ceba, se procura que sea más o menos del ancho de la embarcación, estos aceites forman una película sobre la superficie divisada fácilmente por el brillo sobre el agua y cumplen la función de atraer a los pejerreyes. Las boyas se ubican en el centro de la ceba.
Fernando asistió a los novatos pescadores quienes tenías boyas laguneras demasiado pequeñas para emplear en estas aguas, y les cambió un juego por otras más grandes españolas con la combinación de rojo y amarillo con el infaltable puntero pescador, una extensión de la última boya que termina en una pequeña boya redonda que siempre se destaca por obtener la mayor cantidad de piques.
Los piques se hicieron desear, hasta que salió el primero, un pequeño juvenil de apenas 12 cms de longitud; le sacamos el anzuelo y lo devolvimos al río.
El segundo pique sí fue un “Gran Berisso” y me tocó a mí disfrutar de su potencia; picó en la boya del medio (poco frecuente) y fuera de la calle de la ceba, la boya desapareció y clavé pensando que era un dientudo, sin embargo los cabezazos pronto me demostraron lo contrario: estábamos en la zona de los grandes.
Fuente: El Día de La Plata
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