Relato de la escapada a Bahía Rosas, realizada por
el Club de Pesca Santa Teresita de Mar del Plata
Como todos los años, el Santa Teresita Club de Pesca de Mar del Plata hizo su viajecito de pesca usando el 25 de mayo como excusa. El destino de este año fue Bahía Rosas, un inagotable santuario para la pesca deportiva a mí entender. Yo no pude ser de la partida, así que voy a compartir con ustedes fotos que me envió Alberto Fernández, y transcribir algunos comentarios de él y de mi amigo Sergio Mendoza.
La 1º jornada, como siempre se recomienda (y para bajar la ansiedad) ir derechito a la bahía… nada de andar experimentando, a lo seguro. Errados no estuvieron: 400 cornos guardaron en el freezer ese día y lo mejor es que se pudieron hacer de una docenita de buenos róbalos también.
Hicieron mucha pesca con devolución (más de 1000 piezas entre 13 pescadores); mucho corno chico y mediano, pero todos lograron alguno grande. Los róbalos también de poco porte, salvo uno que superó el kilo holgadamente.
El 2º día … maremoto!!! El sur no tiene piedad cuando sopla viento de ese cuadrante. Olas de unos tres metros, algas en suspensión y nada de pesca durante la mañana; ni que hablar del frío!!! Una fritanga de pescado levantó el ánimo y un grupete encaró de nuevo a la tarde con nuevos bríos. Pudieron quitarle a la bahía un puñado de escardones y cornos, con algún robalito mezclado.
El último día el grupo se dividió: los más veteranos fueron a la bahía, y otro grupo se quedó en La Lobería de Punta Bermeja. Todavía el mar estaba encrespado y con mucho arrastre. El grupo de la bahía pensaba obtener cornos… y lo lograron!!!
Como era 25 de mayo, había una caña al lado de la otra; zafaron porque había un concurso a la pieza mayor en Balneario El Cóndor, entonces muchos se quedaron allí.
Una vez acomodados les costó un poco arrimar la pesca, pero en cuanto la ceba hizo efecto la actividad fue intensa.
En Punta Bermeja se quedaron a pescar róbalos en los pedregales 6 pescadores. El lugar no lo conocían y resultó sumamente complicado, por lo áspero del fondo: eran grietas y pozos muy profundos, costaba mucho desplazarse siguiendo las mareas.
No sacaron pejerreyes como casi siempre, pero sí una veintena de róbalos, uno muy grande, que superaba los 2 kilos.
Paella y corderito patagónico para las cenas, terminaron de redondear unas jornadas para el recuerdo.
La pesca: difícil como en cualquier lugar, cuando el tiempo no acompaña. Pero está a la vista que la riqueza del lugar está intacta, así que super recomendable la visita.
Informe: Oscar Lombardi y Sergio Mendoza.
Club de Pesca Santa Teresita MDP.
Fotos: Alberto Fernandez.
Fuente: Video Pesca
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