Revista Weekend derriba algunos mitos
en esta interesante nota sobre pesca en el Sur Argentino
La captura de truchas en nuestro sur cordillerano solo puede ser realizada en un período que va de noviembre a abril de cada año y está reservada exclusivamente para quienes dominen con maestría la técnica de la pesca con mosca. Falso y muy falso.
Aprovechando la visita de un grupo de amigos brasileños, con Nelva y Alberto Fontevecchia (fundadores de revista Weekend) como anfitriones e impulsores de esta aventura, nos dispusimos a derribar algunos mitos y de paso sondear distintos pesqueros, reeditando a la vez viejas y gloriosas jornadas de pesca patagónica.
La primera creencia popular es que todos los ambientes cierran a fin de abril. Sin embargo, podemos afirmar que son muchos los pesqueros que permanecen abiertos después de esa fecha. Por ejemplo, en Neuquén, los ríos Agrio, Aluminé, Chimehuin, Collón Cura, Colorado, Correntoso, Limay, Malleo, Neuquén, Pulmarí, Quillén, Quilquihue, Relén, Reñileuvú, Ruca Choroy y Trocomán, entre otros, y el lago Nahuel Huapi están habilitados hasta el 31 de mayo de cada año.
Y hay también los que permanecen abiertos todo el año, como los espejos de Alicurá, Aluminé, Arroyito, Lolog, Moquehue, Pichi Picún Leufú, Piedra del Aguila, Pulmarí y Ramos Mexía. En Río Negro ocurre otro tanto: lagos como el Gutiérrez y el Mascardi, además del Nahuel Huapi, permanecen habilitados hasta el 31 de mayo, y en el Moreno se puede pescar todo el año.
El Nahuel Huapi
Como primer destino de nuestro periplo resolvimos hacer base en el estratégico Hotel Correntoso, en Villa La Angostura. Enclave con una rica historia de pioneros y reconocido linaje en lo que hace a la pesca deportiva. Desde allí efectuamos salidas de pesca embarcados con Gustavo Najda y Piccino Gemma como guías. Y para que los brasileños Adauto, Alda y Carolini tomaran un primer contacto con las truchas silvestres, comenzamos actuando en trolling o pesca de arrastre, que consiste en accionar una cuchara o señuelo al desplazarse una embarcación. Si bien es una de las modalidades menos deportivas para oponerle a un salmónido, permite realizar un primer acercamiento a la pesca de truchas aun teniendo poca experiencia en la materia, lográndose interesantes capturas.
Utilizamos líneas de profundidad de 100 yardas y lastradas de 27 libras en reeles rotativos robustos y de buena capacidad, con un backing (o reserva) de al menos 100 m, y un líder o terminal de nailon monofilamento del 0,28, incoloro, de 6 a 8 m y distintas cucharas de trolling, como las Diamond King N° 4 y N° 5, Rapala Inkoo y Sutton. La estrategia utilizada para trollear fue la de navegar paralelo a la costa copiando los caprichos de la geografía orillera a una distancia no mayor a los 50 m.
Un fuerte cambio climático en días previos a nuestro arribo y una quietud total de las aguas, más la excelente luminosidad de los días en que pescamos fueron algunos de los motivos para que las truchas estuvieran más reticentes y recién empezaran a activarse con las últimas luces de cada jornada.
Nota completa en la edición 488 de Weekend, mayo de 2013.
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