El Cacique despertó con cantidad y calidad de lisas, por Viva la Pesca

Wilmar Merino nos relata en esta

nota para Viva la Pesca de Diario Popular

el derrotero que realizó sobre distintos pesqueros

de la Ruta 2, que lo llevaron hasta el Arroyo El Cacique,

donde realizó una importante cosecha de Lisas

Una pesca por lo general sufrida a veces tiene estas enormes recompensas cuando la caprichosa especie se amontona y se larga a comer con firmeza. Tras buscarla en varios puntos, las encontramos picando con ganas.

En esta buena temporada lisera, con mucha agua en todo el corredor de Ruta 2, armando los consabidos desbordes donde se pesca esta especie, hay múltiples opciones para tener éxito. En esta jornada contamos con la guía de Juan Bravi y la compañía del gran liseroHernán Fernández, y nos largamos por Ruta 2 para testear puntos rendidores.

El punto de encuentro fue en el Km 92, donde el guía Bravi tiene su puesto de venta de carnadas. Allí pasamos todos los bultos a su camioneta e iniciamos un recorrido hasta Lezama y de allí, a la derecha, hasta puente el Destino, donde vimos muchos pescadores en el desborde de la derecha. Seguimos viaje pese a ver buen movimiento de lisas porque el guía nos hizo notar que el agua del Salado estaba bajando muy rápido y esta situación no era conveniente.

Llegamos entonces a la Ruta 41, donde recorrimos primero un desborde del arroyo San Miguel en el que no notamos movimiento.

Nos dirigimos luego al puente del arroyo Camarón Grande, donde también había ya mucha gente pescando en un desborde. Bajamos a echar un vistazo y tampoco nos convenció. La experiencia de Juan le decía que, como el agua había bajado y no estaban en el desborde, las lisas buscaron profundidad en el canal, cosa que haría harto difícil su pesca. Por eso volvimos a subir a la camioneta e hicimos unos kilómetros más hasta el arroyo

El Cacique, que está a unos 4 km de la Ruta 41. Ya al llegar al lugar, cerca de las 11 de la mañana, vimos desde el camino una cantidad grande de lisas moviéndose muy cerca de la costa, por lo cual preparamos lo indispensable e iniciamos la caminata buscando el mayor movimiento de lisas. Nos decidimos por un desborde que estaba lleno de pastito emergiendo del agua y nos ubicamos a 20 metros de la orilla para no proyectar sombras que espantasen a las lisas.

Usamos aparejos de línea de tres boyas esféricas, lo más chiquitas que el ojo pueda ver, conbrazoladas de 5 a 15 cm, y tras la última boya un metro de tanza con un plomito de 30 gramos para anclar el aparejo.

Pero Juan empezó pescando con un chiripá, línea con una boyita esférica pequeña al inicio, una madre con cuatro brazoladas y al final una boya impulsora tipo Mandale.

Era impresionante el movimiento de lisas por doquier, casi tan grande como nuestra desesperación por que picaran. No pasaron 10 minutos y Juan, ¡cuándo no!, pegó el primer grito de "¡Lisa!". Tras ese siguieron otros dos. En 15 minutos el guía llevaba tres lisas con su chiripá, lo cual nos ponía en duda sobre si variábamos el aparejo o manteníamos la de flote.

Hernán entendió que la pesca a flote estaba muy complicada, y los piques que tuvo en su línea no fueron francos, por lo cual, pese a su deseo de pescarlas del modo más divertido, pasó a la "variante Bravi" y colgó su chiripá Fishland, que nunca falla. Los piques y las corridas no se hicieron esperar: hubo una tremenda sucesión de capturas en las que a veces todos los pescadores teníamos ejemplares clavados.

Hubo que turnarse para las fotos. La cosa es que entre las 12 y las 2 de la tarde el grupo ya estaba cansado de pescar: la cosecha había ascendido a unas 50 lisas, de las cuales unas 20 aproximadamente superaron el kilo y medio de peso, motivo por el cual a las 15 decidimos el regreso.

Fuente: Viva la Pesca // Diario Popular

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