Wilmar Merino nos cuenta en esta
nota de Viva la Pesca de Diario Popular
los buenos resultados con Bogas y Taruchas
que consiguió en su relevamiento en Oyarbide
Tarariras de 2 a 3 kilos, sumadas a furiosas bogas que se prendían en las postas de sábalo que usamos como carnada, coronaron un inmejorable debut en zona Norte del Riopla con una de las especies más deportivas.
Llegamos navegando 50 minutos desde San Isidro en la cómoda lancha tracker de 8 metros de nuestro guía Mariano Bagini. El día de nuestro relevamiento, las condiciones de navegación fueron óptimas, pero la contra era que el río estaba demasiado crecido. Esto dificultaría la pesca ya que la taru en vez de estar encajonada podía ganar los bancos inundados y refugiarse en los juncos.
Armamos cañas de bait Tech Tomahawk con reeles Shimano Cítica para pescar con boyas doble-T tipo zanahoria plop, encarnando estas líneas que ya se comercializan armadas con postas de sábalo. También armamos combos de bait Tech Gozio con reel Tech Luxor para pescar con señuelos.
En los dos primeros sitios que testeamos no tuvimos resultados. Finalmente, la tercera fue la vencida. En una suerte de pequeño islote probamos suerte con señuelos, y también pusimos un par de cañas con boyas y una tercera a fondo con un plomito pasante de 10 gramos, leader y anzuelo taruchero.
Allí comenzó la acción: las corridas de las boyas empezaron de inmediato, al igual que las llevadas en la línea fondeada. Siempre, con un mismo destino: buscar ganar los juncales. Una tras otra fuimos batallando tarariras de 2 a 3 kilos, trabajando una zona de no más de 40 metros cuadrados donde parecían estar todas amontonadas.
Fue el momento de probar con señuelos. Como siempre sucede a principios de temporada, lograr que la tarucha tome crank baits (señuelos de cuerpo duro) es bastante difícil, pero combinando cucharas Mepps 4 con trailer de señuelo Spinit Highlander, le "peinamos la ñata" rascando el fondo y recogiendo lentamente, motivando a las taruchas al ataque.
Las tarus mordían apenas deteniendo su marcha, casi con timidez. De cualquier modo, nobleza obliga, cabe consignar que pese a cuatro capturas con artificiales y otros tantos piques perdidos, el día fue mucho más favorable para los cebos naturales.
Cabe consignar que llamó poderosamente la atención que en el mismo ámbito donde lográbamos taruchas, solíamos tener piques de bogas en las postas de sábalo encarnadas. No fueron pocos los dobletes: mientras uno peleaba una taru otro se lucía con una boga de 1 a 2 kilos, que se prendían igual en los anzuelos tarucheros.
Y curiosamente, al probar para bogas con anzuelitos acordes a la boca de este pez y pequeños daditos de sábalos como carnada, se nos prendían soberbias tarariras que nos cortaban los anzuelos.
Así las cosas, decidimos emprender el regreso, lamentando que en toda la jornada la ansiada bajante se haya hecho esperar demasiado. Será cuestión de volver en mejores condiciones de agua y con algunos grados más de temperatura, para que las boconas estén bien activas mordiendo artificiales.
Fuente: Viva la Pesca // Diario Popular
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