Gustavo Rodriguez, desde el Blog Hay Pique
de La Gaceta de Tucumán, nos brinda un
completo informe sobre el pasado, presente
y futuro de la pesca a Trolling en el Dique El Frontal
de Termas de Río Hondo, más el detalle de la técnica,
y equipos que deben utilizarse para esta práctica
Todos los pescadores saben que los ciclos naturales son señales irrefutables de que algo está por suceder o por terminar.
Por ejemplo, cuando los lapachos florecen transformando en rosa el horizonte de gran parte de la ciudad, llega el tiempo de la pesca variada en El Frontal de Termas de Río Hondo.
Pero en esta temporada, se está produciendo de manera anticipada otra explosión de color: el amarillo de los dorados que están picando en el lago haciendo trolling.
Esta es una modalidad de pesca que está en la lista de las favoritas de los deportistas.
Consiste en arrojar un señuelo que es arrastrado por el lento movimiento de una lancha (se recomienda que el motor no pase las 1.000 revoluciones por minuto) que recorre lugares donde los ejemplares están cazando su alimento.
Otros consideran esta especialidad como aburrida, ya que no les gusta estar sentados en una lancha esperando un pique, por lo que prueban con otra modalidad conocida como bait casting.
Esta técnica pone a prueba el instinto y la habilidad de los pescadores, ya que son ellos los que arrojan los artificiales con lanzamientos precisos a los sitios donde sospechan que el “amarillo” está listo para presentar una dura batalla.
El pasado
Al poco tiempo, tucumanos y santiagueños comenzaron a cosechar los frutos que regalaba el espejo.
Nadie a ciencia cierta puede decir quién fue el impulsor del trolling en Termas. Sí, en cambio, hay algunos indicios que generan sorpresa en el ambiente.
A mediados de los 70 y comienzos de los 80 casi no existían los señuelos en los negocios del rubro, y los únicos conocidos eran los de madera de marca Bagley.
Pero eran tan costosos que a los pescadores no les quedaba otra que fabricar sus propios artificiales. Y lo hacían tallando los palos de escoba que la patrona dejaba de usar.
A ese pedazo de madera le colocaban anzuelos triples y los pintaban de color blanco o negro, según su gusto.
Otra alternativa era recurrir a los talleres para fabricar cucharas giratorias u ondulantes de tamaños importantes.
Con esos productos, tan rústicos y primitivos como las herramientas de piedra que construían los pueblos originarios, se daban el lujo de capturar ejemplares de entre seis y 18 kilos.
Si en aquella época un fanático hablaba de contratar un guía de pesca -fundamental para esta modalidad- utilizar un GPS o una Eco Sonda, tenía asegurada una estadía en el Obarrio o en algún otro establecimiento psiquiátriaco.
Sí recurrían a su memoria fotográfica para recordar puntos de referencias -un árbol, una roca o hasta un lugar donde se alimentan animales- fundamentales para volver si es que tuvieron éxitos en sus pasadas.
Otros, como el ingeniero Ramón Sepúlveda, anotaba en un cuaderno toda serie de datos (distancia medida por tiempo de navegación y detalles de profundidad, entre otras) tomadas con un cronómetro y una brújula.
“En esos tiempos no hacía falta viajar hasta el Paraná para pescar esos ejemplares de dorados.
En Termas nos hacíamos una fiesta”, cuenta Miguel Saguir, varias veces campeón de los concursos nacionales de pesca de dorados que se realizaban en El Frontal.
“La contaminación de los ríos tucumanos y la presencia de los furtivos hicieron que todo esto cambiara”, agrega el deportista.
Saguir cuenta que era tan buena la pesca de amarillos en el espejo que cada concurso contaba con la participación de entre 80 y 90 embarcaciones que trasladaban a tres deportistas cada uno.
“En esos tiempos se pescaba y no había devolución. Ahora sí, lo que me parece perfecto para esta especie”, cuenta.
El presente
“La verdad es que se adelantó un poco, pero hace por lo menos dos o tres años que no pescábamos con esta modalidad en Termas.
Normalmente empezábamos a practicarlo a fines de agosto o principios de setiembre”, explica Carlos Álvarez, uno de los guías más reconocidos de esa localidad.
Eduardo Logarzo, monterizo que reside en esa ciudad hace varios años, sostiene que hubo un repunte, aunque se traten de doradillos.
“Hay que buscarlos en la zona del murallón o en el sector que se lo conoce como la zona del autódromo.
Los pescadores deben ser pacientes y hacer más una pasada.
No son los dorados que se pescaban hasta 2008, que superaban los 10 kilos, pero lo importante es que están reapareciendo”, destaca en una charla con LA GACETA.
Sobre equipos no hay nada escrito. Hay de todos los valores (ver aparte), pero siempre es recomendable empezar con uno intermedio para probar si le gusta o no esta modalidad de pesca.
Sí se debe saber que los señuelos de media agua y de flote son los que están funcionando. Los de profundidad no, ya que hay muchísimo enganche.
“No es extraño que el trolling se esté dando en estos momentos.
El ‘amarillo’, con este clima está, como decimos los pescadores, ‘aletargado’, es decir, reacio a buscar la carnada.
Está en aguas más profundas esperando que surja una presa para atacarla”, explica Saguir.
El futuro
“Evidentemente algo pasó en este tiempo. Desde que Prefectura Naval controla el lago, son muy pocas las embarcaciones que pueden ingresar porque le faltan algunos papeles, un tema que algún momento debería solucionarse.
Aparentemente, disminuyó la contaminación y, por cuestiones naturales, el furtivismo también bajo”, explica Saguir.
Álvarez, por su parte, aclara que pese a los controles, hay algunos que siguen tirando sus redes para capturar dorados.
“El esfuerzo de Prefectura muchas veces es en vano. Habría que controlar a los restaurantes que los compran y los venden como si nada, a pesar de que saben que el sacrificio de la especie está prohibido en todo el territorio santiagueño y tucumano”, opina.
Logarzo, en cambio, fue más directo: “en esta historia no hay secretos. Si queremos seguir pescando amarillos en El Frontal tenemos que cuidarlos.
Y la única manera es devolviendo los que se capture. Así nuestros hijos podrán gozar como lo hacemos nosotros”.
El equipo que se debe utilizar
Cañas
En el mercado existen varias alternativa, pero se recomienda una de 1, 80 o de 2,10 metros, de uno o dos tramos, según el gusto del pescador. Su valor van desde los $ 600 a los $ 1.500
Reeles
Para esta modalidad, se pueden utilizar de tres estilos: los frontales, los rotativos y los huevitos. En este caso, el pescador debe elegir el que le resulte más cómodo utilizar, ya que los tres trabajan de manera diferente. Su costo va desde los $1.000 a los $ 6.000.
La línea
Este es otro de los elementos que el pescador tiene la chance de elegir. Para esta técnica se puede utilizar nylon (del 40) o multifilamento de 25 a 35. El valor de estos productos van desde los $ 55 hasta
Señuelos
Los artificiales que se deben utilizar son los de media agua y de flote. Deben estar atados a un líder de acero de entre 30 y 40 libras. El costo de cada uno de los señuelos arrancan desde los $ 100. Se recomienda optar por los más costosos de color rojo, amarillo y verde.
por Gustavo Rodriguez
para Hay Pique / La Gaceta
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