Estando muy próximo el inicio de la Veda en El Cadillal
La Gaceta nos presenta un relevamiento exitoso
en este dique norteño
La mañana pintaba complicada. El viento norte estaba porfiado en arruinar la jornada, una de las últimas que puede ofrecer El Cadillal antes de que sea vedada la pesca de pejerrey en este tradicional lugar. La respuesta fue aceptable, aunque hubo que afrontar una impensada serie de obstáculos. Lo más llamativo: descubrir que si no se la prohibe urgente puede generar un grave daño a la especie.
El arranque no fue el mejor. Las olas y el viento (sin el agradable zuncundún, obviamente), hacía mover de un lado a otro la lancha. El dique estaba furioso. Emitía un mensaje que los aventureros no entendieron. Desde hace rato que venían charlando sobre la posibilidad de hacer una probadita. Las fotos que se publicaban en las redes sociales y los comentarios sobre los monstruos que se estaban capturando, eran argumentos irresistibles. Se arrancó pescando con balancines con el plomo pegado barro del fondo, con y sin boya anclada. Los resultados fueron dispares. Solo algunas "flechas del plata" se tentaron con el cebo que, sorpresivamente, volvía locos a los pícaros mojarrones que no dejaban de picar.
Varios bagres panzones se prendieron de la carnada generando una interesante pelea, ya que se utilizaron equipos sumamente livianos.
Con el correr de las horas, y cuando el sol -evidentemente enojado por cómo quemaba- decía presente, la zona de pique fue ascendiendo. De los 15 a 18 metros, se pasó rápidamente a la mitad. Allí también se consiguieron capturas, pero no tan buenas en calidad ni en cantidad.
No hubo secretos a la hora de elegir la carnada. Filetes de mojarras y de pejerreyes, coloreado con rojo o al natural, dieron buenos resultados. Pero la pieza más importante se la consiguió utilizando una mojarrita entera capturada mientras se buscaba camarones.
Sorpresa y media
Los piques y el tamaño de algunos ejemplares no fueron la vedette de la jornada. Lo sorprendente fue descubrir como las hembras expulsaban de su cuerpo las ovas cada vez que se las intentaba sacar del anzuelo. Recién allí entendieron que el dique no estaba furioso, sino que con el oleaje se las ponía difícil a los pescadores para preservar a uno de sus hijos dilectos.
Los técnicos de Recursos Naturales de la provincia están al tanto de la situación. Son ellos los que confirmaron que solicitarán a las autoridades del organismo para que declararan la veda a partir del lunes. "A partir de ese día ingresaremos al dique a realizar capturas y la posterior reproducción en los laboratorios. Queremos asegurarnos", destacó la fuente consultada por LG Deportiva.
Los especialistas están preocupados. Saben que el ciclo de reproducción de la "flecha del plata" está asegurada. El problema surgirá cuando los alevines desafíen a la naturaleza en su alocada carrera por sobrevivir. Por ahora, por el escaso nivel de agua, afrontarán las peores de las condiciones.
No solo no cuentan con el alimento suficiente para tener un normal desarrollo, sino que además esas contras son buenas para las otras especies que las devoran para crecer. No hay dudas. El panorama es complicado. Los pescadores deberán hacer un esfuerzo para que los pejerreyes sigan gozando de buena salud en El Cadillal.
Fuente: La Gaceta
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