Weekend nos presenta el Relato Ganador
del concurso que organizó la revista,
para viajar y acceder a Expo Armas 2013
Presentamos el relato ganador de uno de los viajes a la Expo Armas 2013, una salida de pesca a Península de Valdés.
Salmones y meros en el Golfo Nuevo
Era diciembre del 2011, tenía la idea fija de conocer Puerto Madryn, por su belleza y atractivo turístico, pero sobre todo por su pesca. En una semana resolvimos todo con mi pareja, y ya en enero estábamos viajando al preciado destino. Apenas llegamos comencé a buscar un guía local para realizar una salida, y apenas encontré uno recomendado, cometí el gran error, de decirle a ella, “vos si querés tomate un día de spa, pero yo me voy a pescar”, a lo que ella contestó “yo voy con vos, o tenés miedo de perder ante una novata”. Eso caló en lo más hondo de mi ser, y allí mismo reservamos dos lugares.
La pesca se realizaría al otro día, en el Golfo Nuevo de la Península de Valdés, por lo que comenzamos el viaje con nuestro guía bien temprano. Nos comentó que estaba trabajando con un par de científicos del CONICET, que estaban estudiando el impacto de la devolución de los salmones con el punzamiento de la vejiga natatoria para ver si se podía implementar la devolución de la pesca que no daba la medida. Sin haberlo previsto, íbamos a colaborar con la ciencia, pero más allá de eso, yo quería empezar a pescar ya. Ya con el bote en el agua, junto a 2 pescadores más, dos tripulantes y los dos científicos, comenzamos a navegar entre una espesa niebla que no dejaba ver más allá de los 20 metros. Yo me preguntaba, como va a hacer el capitán para llevarnos sin ningún tipo de referencia visual, a lo que mi inquietud fue respondida por un GPS que llevaban los científicos. Hicimos los primeros lances, y ante la primer pasada quien sino mi novia, saca el primer salmón!! Un palazo para mi dignidad y mi ego, acompañado del comentario de ella que no se hizo esperar “y vos que me mandaste al spa, donde está tu salmón?”.
La procesión por dentro la sabrán entender muy bien los lectores. Seguimos así unas dos horas, donde ella ya había sacado otro más, y un Mero muy lindo, pero los salmones al no dar la medida, fueron usados para el estudio de los científicos, donde les punzaron la vejiga, los marcaron y los liberaron, para ver si tenían sobrevida después del procedimiento. A todo esto, nuestro capitán, no estaba para nada conforme con la pesca, y yo tampoco, por supuesto. 3 a 0 ante mi chica, decepción total. Cuando llegó un regalo del cielo, la niebla empezó a ceder, y el rostro del capitán cambio. Se dirigió al científico dueño del GPS y le dijo “Apagá ese aparatito porque ya veo la costa, ahora si vamos a pescar”.
Con la costa a la vista dio un medio giro y enfilo a lo que el conocía como “el lugar”, con fondos rocosos y con una pesca muy buena. Tiramos los aparejos y al fin mi caña se hundió con firmeza, haciéndome explotar de alegría. Era mi primer salmón de mar, y era un lindo ejemplar. Luego de una lucha intensa lo subí a bordo, y mirando a mi novia le dije “este si dá la medida, ahora me toca a mi”. Efectivamente era de buen porte, y ese quedó para la parrilla. Pasamos nuevamente y esta vez el golpe fue más fuerte.
Todos pensaron que era un peso pesado, pero la sorpresa fue que venía robado. De todas formas también daba la medida y ya estábamos 3 a 2. Le siguieron un par de meros de muy buen porte y varios salmones más que no dieron la medida. Pero el día estaba completo, y mi alegría también, por haber realizado mi primer pesca de mar, y por haberle ganado a mi novia, ego masculino asegurado, pero mucho más feliz por descubrir que ella disfrutó de esta actividad tanto o más que yo, algo que realmente me hace muy feliz porque amo esta actividad y la disfruto mucho más con ella.
Daniel Perdicaro.
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