Wilmar Merino relata en esta nota del
suple Viva la Pesca, del Diario Popular
una salida embarcada en busca de los Dorados
de Rosario, a pesar del agua crecida
Sufriendo los efectos de la gran creciente, las reglas de juego cambian
en los distintos ámbitos del Paraná. Sacamos dorados con tiros de
precisión en barrancas y palos, y "peinando" amplios bancos.
En estos tiempos de transición, mientras algunos deciden seguir despidiendo el invierno con excelentes pescas de pejerreyes, otros optan por anticipar el veranito buscando especies propias de los meses cálidos. En esta última variante, nos embarcamos en una pesca de dorados en Rosario, ciudad que por estos días asiste a una crecida importante en virtud de la gran cantidad de agua que viene bajando del norte. Esta situación, que dificulta la pesca en momentos en que el volumen de agua es máximo, es buena para la mayoría de las especies que al bajar las aguas y reencausarse abundarán en cantidad y calidad.
Como dijimos, el volumen de agua encontrado nos hizo presenciar una Rosario muy distinta a la que pescamos otras veces: tomando rumbo norte e internandonos por la zona de los Meones, los árboles parecían salir del medio del agua y las barrancas brillaban por su ausencia. en ese marco el dorado se sube a los campos en busca de forrajeras y las reglas de pesca cambian constantemente: lo que funciona hoy puede fallar mañana, y viceversa.
Arrancamos armando cañas Tech Tomahawk con reeles de la misma línea y otras Shimano Sojurn, también de bait, con reeles Shimano Cítica, ambos equipos de excelentes performances para una pesca de acción-reacción como es el bait cast.
Tras una hora de golpear barrancas logramos los dos primeros doraditos, cuando el agua calentó un poco. Pero la clave era caerle justo donde estaban comiendo, ya que no dimos con cardúmenes. Bajamos trolleando en busca de algún dorado grande, tal como sacó nuestro guías dos días antes de nuestra visita cuando metió uno de 7 kilos, pero no nos fue bien con esta técnica.
Luego probamos en zonas de bancos, donde sacamos doraditos de 2 a 3 kilos, testeando las nuevas bananas de bait DonKB -de excelente rendimiento y buen peso para lograr distancias- cuyos rattlin (bolitas) interiores producen una acción muy irritante en el dorado. También fueron muy rendidores señuelos Devil Minnow de Tech, la Sardina de Spinit y los tucanes de Pes.
Por la tarde, aparecieron unas visitante que no habíamos encontrado antes: las palometas. Estas son las grandes responsables de que no hayamos podido probar suerte con las taruchas, pues al meterse bien en los campos, hacen que las Hoplias busquen refugio metiéndose bien en el planterío.
Por eso vamos a esperar que bajen unos días las aguas, para que se armen las lagunas interiores que siempre nos dan premio con esta deportiva especie, para volver por la revancha. Las últimas horas del día, con tres doraditos más, nos hicieron despedirnos de Rosario con ganas de volver a probar suerte cuando los riachos recobren su morfología habitual.
por Wilmar Merino
para Viva la Pesca de Diario Popular
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Eso es merecedero de varias "LUCAS"
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