Wilmar Merino nos relata en esta
nota de Viva la Pesca de Diario Popular
el original festejo de los 15 años del medio informativo
que realizó con amigos y unas invitadas de lujo:
Corvinas Rubias de La Balandra
A sólo 80 km de Capital Federal, podemos aprovechar el paso de una
especie marina por el estuario del Río de la Plata para hacer una pesca
muy divertida y deportiva con equipos bien livianos.
Aquel niño devino en hombre hecho y derecho, y hoy Joaquín sigue al frente de la empresa familiar de salidas guiadas, siendo responsable de muchas de nuestras mejores notas. Por eso bastó llamarlo para que nos tirara, ¡cuándo no!, una primicia: "Están saliendo las corvinas en La Balandra, venite".
Al otro día estábamos allá con un amigo de toda nuestra vida pescadora como Gustavo Miranda, y un nuevo amigo con el que coincidimos en modos y pensamientos sobre esta actividad: Charly Geier, de la casa Kuarahy, en Paraná al 100.
Transitamos los 80 km hasta este pesquero del balneario La Terraza, playa al Sur de Berisso, siguiendo por la calle 122 hasta que encontramos el desvío a La Balandra y nos llevamos una sorpresa: el tradicional acarreo de embarcaciones a caballo hasta aguas navegables fue reemplazado por una suerte de tractor elevado construido especialmente para esta actividad, hecho que hace rápida y fácil la botadura de embarcaciones.
Así las cosas, a sólo 15 minutos de navegación, ya estábamos pescando las primeras corvinas en un fondo de tosca donde había mucha actividad de juveniles. Pasamos luego a otro lugar donde se repitió la situación de mucha corvina, pero de menos de un kilo, que atacaban el camarón que nos proveyó nuestro guía de carnada con gran voracidad.
Finalmente, Joaquín nos propuso una jugada de riesgo: ir a una zona cercana a Atalaya, con fondo de barro, en donde prometía pescar menos corvinas, pero mejores. Y así lo hicimos, navegando 20 minutos más, hasta anclar sobre un fondo barroso donde iniciamos los intentos con nuestras cañas Shimano Voltaeus y Tech Tomahawk, y nuestros reeles Tech Luxor y Shimano Caius, ambos de bait. Como prometió el guía, los piques no eran tan intensos, pero las corvinas eran mejores, todas de más de un kilo y con un máximo de dos. Fue una racha muy fructífera hasta que decidimos volver, con medio cajón de lindas piezas.
La yapa vino al otro día, cuando nos llamó Joaquín contándonos que había encontrado otra piedra más en donde todas eran grandes y picaban con gran voracidad. Junto a otro amigazo de esta sección como es Jorge López, logró dos cajones de rubias inmensas en apenas una mañana. No es poca cosa divertirse tan deportivamente y llevarse unos buenos filetes a sólo 80 km de Capital Federal. Hay que aprovechar esta pesca que dura poco, y puede perfectamente combinarse con la de bagre de mar, que ya se activó en la zona. Vaya y disfrute como lo hicimos nosotros, festejando el cumpleaños a puro pique.
Fuente: Viva la Pesca // Diario Popular
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