Un gran debate se armó en el Norte Argentino,
sobre la conveniencia para la pesca deportiva
versus la problemática ambiental de sembrar Truchas
Las truchas, según se cree, fueron introducidas hace más de 100 años en nuestra provincia. Durante décadas, los ejemplares se fueron multiplicando en los ríos del sur de la provincia. Luego, por una decisión estatal, según algunas versiones de los años 60, se decidió extender aún más su presencia y la especie fue llevada a otros ríos.
La pesca de truchas en los 70 y principios de los 80 fue excepcional. Los viejos pescadores no se pueden olvidar de los ejemplares de entre 30 y 45 centímetros que capturaban de manera permanentemente. Pero en los 90, cuando por decisión del Gobierno se le sacó el control a Flora y Fauna, empezó la crisis. Los ríos fueron víctimas de los furtivos que no tenían dramas de hasta dinamitar los cauces para sacrificar ejemplares y entregárselos a los restaurantes de la provincia.
Como si ese daño no fuera suficiente, se hizo costumbre entre los pescadores no respetar las vedas ni el cupo de extracción para que hoy no sea sencillo capturar una trucha. Ante ese panorama, Flora y Fauna decidió intensificar los trabajos para repoblar truchas, medida que encendió la polémica.
Por ese motivo, Hay Pique decidió convocar a los biólogos Marcos Mirande y a Carlos Molineri y al pescador Osvaldo Díaz para que debatieran sobre el tema. Veamos sus puntos de vista.También podés mandar el tuyo al mail grodriguez@lagaceta.com.ar
“Se debe evitar la introducción de truchas”
ESTUDIOSO. Marcos Mirande piensa que las truchas generan un importante daño en los ecosistemas de los ríos.
Mirande, ictiólogo, con líneas de investigación en sistemática, distribución, morfología y filogenia, fue uno de los primeros en sumarse al debate por la siembra de esta especie en la provincia. Esta es tan sólo una parte del cuestionario que le respondió a Hay Pique.
- ¿Por qué está tan seguro?
- Las especies que habitan en nuestros ríos o en ambientes circundantes han evolucionado durante millones de años sin truchas. Por ello, no han desarrollado características físicas o de comportamiento que les permita competir o no ser depredados por estos peces. Hay que comprender que los ecosistemas acuáticos no están aislados de su entorno. Muchos animales pasan parte de su desarrollo en el agua y muchas plantas y otros animales a su vez necesitan de estos animales para su supervivencia. Por ello, cualquier modificación externa de estos sistemas puede tener consecuencias totalmente impredecibles.
- Está planteando un serio problema…
- Muchos de nuestros ríos trucheros están en medio de la región más diversa de la provincia, que es el de las selvas nubladas o “yungas”. Su diversidad es tan grande que incluso hoy se siguen descubriendo especies nuevas para la ciencia. Sólo hablando de peces, con mis colegas del Lillo describimos en los últimos 10 años tres especies nuevas que viven en las yungas tucumanas. Y seguramente en otros grupos taxonómicos mucho más diversos y menos estudiados, como insectos o arácnidos, hay muchas especies por ser aún descubiertas por la ciencia. La diversidad no es sólo un capricho romántico de científicos utópicos. En la diversidad está lo que hace que las yungas tucumanas sean las yungas tucumanas y no el desierto de Atacama, ni la selva amazónica.
EN PLENA TAREA. El biólogo explica que se pueden crear cotos para satisfacer las demandas de los pescadores.
- ¿Qué se hace con los ríos donde se encuentra esta especie?
- Podría pensarse que hay ríos en que el daño ya está hecho. Los Sosa, donde hay truchas quizás desde hace 100 años y que está alterado en cierta medida por el embalse La Angostura, es un gran ejemplo. Alguien podría decir que el efecto de las truchas en ese río ya fue absorbido de alguna manera por el ambiente y que lo que no se modificó hasta el momento, ya no se va a modificar. Sin embargo, en los últimos 20 años aparentemente se extinguieron dos especies de ranas del género Telmatobius, que son estrictamente acuáticas y vivían solamente en las laderas orientales de los cerros tucumanos. No se sabe si su extinción está ligada o no a las truchas, pero al ser esta una zona relativamente poco impactada por la actividad humana y siendo las truchas el principal elemento extraño, no sería sorprendente que hayan influido en ello.
- ¿Cuál es la solución a este problema?
- Se podrían delimitar “cotos de pesca” en sectores de río relativamente poco diversos (ya sea naturalmente o por acción humana) en las que las truchas sean mantenidas para satisfacer las demandas de los pescadores. Algo esencial en la posible determinación de estas zonas es que existan “pseudo-réplicas” sin truchas. Es decir, ríos de similares características ubicadas en la misma cuenca que estén libres de truchas y por ello conserven sus cualidades originales. Una ventaja de la creación de “cotos” es que serían zonas mucho más controlables respecto a la depredación, contaminación y uso de artes de pesca. Seguramente habría ríos en los que las truchas sobrevivirían y ríos en los que no. No tengo información precisa al respecto, pero creería que en algunos ríos las truchas sobreviven gracias a las siembras anuales y si se decidiera erradicarlas, sólo con detener las siembras, sus poblaciones irían disminuyendo gradualmente. No creo que hacer una campaña de exterminio, o algo similar, vaya a ser algo ni provechoso ni exitoso.
- La pesca de truchas es considerada un motor del turismo a nivel nacional. ¿Por qué la provincia no debería ofrecerla como oferta para los deportistas?
- Hay muchas diferencias entre la Patagonia y Tucumán, obviamente. Nuestra provincia es mucho más diversa y tiene una proporción mayor de su diversidad aún desconocida, por lo que el impacto potencial de las truchas es mucho mayor. Por otro lado, Tucumán es la provincia más densamente poblada del país. Esto hace que los ambientes naturales estén bajo una presión mucho mayor que los de la Patagonia y que por ello sea aún más imperativo y más difícil preservarlos. Y por último, las truchas crecen hasta mayor tamaño y los ambientes naturales son más “amigables” en la Patagonia que en Tucumán, al menos en verano. En resumen la provincia tiene potencialidad menor y costos ambientales mayores que la Patagonia.
SOSPECHAS. Mirande cree que la aparente desaparición de dos especies de rana puede haber sido producida por las truchas.
- También creo que el tipo de turismo que hay en estos tiempos es diferente al de hace 50 años atrás. Me parece que el turismo internacional apunta cada vez más hacia la diversidad. No me sorprendería que vengan al NOA a pescar dorados que truchas, por ejemplo, por el simple motivo de que no hay dorados ni en Europa ni en América del Nore, en cambio quizás en la mitad de los países del mundo hay truchas- Además tengo serias dudas de que en la actualidad el “imán” sean las truchas en la Patagonia. Es imposible saberlo, pero quizás si hubiera buenas poblaciones de truchas criollas (percas autóctonas de la Patagonia, con ejemplares de buen tamaño, los extranjeros vendrían en igual o mayor medida. Por el mismo motivo: truchas hay en todo el mundo, mientras que “esas” percas, están solo en la Patagonia. Quien haya pescado un ejemplar con mosca o cuchara entenderá lo que digo.
- ¿Qué tipo de pesca deportiva debería explotar la provincia?
- Primero habría que evaluar si la pesca deportiva, bien manejada, puede ser un recurso económico con el que la provincia pueda “hacer negocio”. O sea, ganar en dinero más de lo que pierde en recursos naturales. Me da la sensación de que esta actividad es más bien para satisfacer el “mercado local” de pescadores, lo cual no está mal, ya que es una actividad muy arraigada en la provincia. El gran problema es que el principal colector, el río Salí, tiene niveles de contaminación incompatibles con lo que uno asocia con la pesca deportiva, como el contacto con una naturaleza prístina y la existencia de poblaciones de peces saludables y de buen tamaño.
- ¿Cuál es la solución?
- Personalmente creo que si la provincia quiere transformarse en un destino de turismo para pescadores deportivos, podría hacerlo basándose en el dorado. Pero para ello habría que depurar el río Salí para que sea un destino atractivo para los visitantes tanto por sus peces como por su calidad de agua. Los ambientes y los peces están ahí. Solo falta la decisión política de mejorar ambos aspectos. Tucumán tiene recursos en este sentido que casi ninguna otra provincia del país tiene. Por un lado una estación de Piscicultura con gente muy capacitada y con mucha experiencia en cría de peces y por otro uno de los grupos de biólogos con mayor tradición y más consolidados del país. Si los recursos destinados a la cría de truchas se destinaran a criar y repoblar de dorados nuestros ríos no sólo se mejoraría su calidad como pesqueros, sino que además la Provincia brindaría un servicio importantísimo a la conservación de nuestra biodiversidad. Con la experiencia suficiente, hasta podría plantearse la posibilidad de reproducir dorados de otras cuencas, para brindar “servicios a terceros”, es decir, repoblar cuencas de otras provincias o incluso países. Creo que ninguna otra provincia cuenta en la actualidad con las posibilidades en este sentido que tiene Tucumán.
- Es muy interesante lo que plantea, pero cómo se lo puede llevar adelante…
- Un experimento interesante con los dorados sería evaluar la factibilidad de reintroducirlos en la parte superior de la cuenca del Salí, por encima de El Cadillal. No sé si hay registros sobre cuándo desaparecieron en esa región, pero es probable que con reintroducciones periódicas y vedas controladas pueda mantenerse una población interesante para los pescadores. Son temas a evaluar, por supuesto.
- ¿Estaría dispuesto a colaborar con Flora y Fauna para mejor los sitios pesqueros?
- Sí, claro. Y estoy seguro de que no solo yo. En la Fundación Miguel Lillo y en la Facultad de Ciencias Naturales hay investigadores en casi todos los grupos animales y vegetales y todos los que nos dedicamos a hacer investigación es porque creemos que podemos aportar a que el mundo sea un poquito mejor.
- ¿Qué se necesita para concretar este trabajo en común?
- Prácticamente nada. Sólo que cuando vayan a tomar decisiones sobre el ambiente, se acuerden de que aquí estamos. Cuando fue la última gran mortalidad de peces en el sur, que sucedió por haber dejado sin agua un río (y destinarla toda para riego), nos llamaron cinco días después de que todos esos peces habían muerto. Por otro lado llegaron rumores, que aún no confirmé, de que aprobaron criaderos de tilapia (una especie peligrosísima para los ambientes acuáticos) en la Provincia y tampoco nos consultaron nada. Hace 100 años, cuando Stewart Shipton, según cierta tradición oral, introdujo truchas en los ríos tucumanos, lo hizo desde la total ignorancia sobre las consecuencias que eso podría tener. Hoy tenemos muchos más conocimientos sobre nuestros recursos naturales y es un despropósito no usar esa información para mejorar la calidad de vida nuestra y de las siguientes generaciones.
“Es importante que se las proteja”
OTRA OPINIÓN. El pescador Osvaldo Díaz está a favor de que se mantengan los ambientes donde haya truchas o dorados.
“Como pescador me parece que está bueno mantener los ambientes que utilizamos para desarrollar nuestra actividad con peces, sean truchas o dorados”, explica el arqueólogo Osvaldo Díaz, fanático de la pesca deportiva.
Mosquero de alma, y actual presidente del Colegio de Arqueólogos, fijó postura en su charla con Hay Pique.
- Pero hay toda una polémica sobre su siembra en diferentes ríos de la provincia…
- El caso de la trucha es particular por no ser autóctona. La sembraron hace mucho tiempo y hoy es parte de las especies que más se pescan, junto con el pejerrey. Creo que sobre todo por la cercanía de algunos ríos es importante que la sigamos teniendo para la práctica deportiva. Si no se las sembrara, sería difícil que se mantengan las poblaciones por sí mismas porque hay muchísima depredación y faltan controles efectivos y conciencia de la gente. Lamentablemente hay muchos ambientes de pesca de la provincia que dependen del trabajo tan productivo y eficaz que realiza la Estación de Piscicultura de Tucumán para mantener sus poblaciones de peces. De no resembrar creo que tendríamos que ir a pescar a otras provincias como Córdoba o dirigirnos a la Patagonia donde también hay truchas y tampoco son autóctonas.
- ¿Qué opina de la postura de que no se siembren más?
- Me parece que lo que se debería cuidar mucho es no seguir introduciendo especies alóctonas en ambientes nativos que no las tienen en su ecosistema. Y esto pasa mucho todo el tiempo, son los mismos pescadores los que salen a repoblar ríos sin control estatal. Esto no solo pasa con los peces sino también con la fauna o la flora en general. La pesca de truchas en la provincia tiene muchos adeptos y hay ambientes donde ya se adaptó bien. No creo que sea un problema seguir resembrándolas, pero sólo en esos ambientes.
- ¿Está a favor del desarrollo de los cotos de pesca?
- Me parece bien que se hagan lagos artificiales en terrenos privados y se lo tome como una actividad económica. Sin embargo, nadie tiene derecho a adueñarse de los ríos o lagos para hacer su negocio. Hay legislación que prohíbe esto. Las márgenes son públicas y todos tenemos derecho a circular por los ríos, obvio que sería bueno tener accesos públicos. Eso lo que estaría faltando.
EN CONTRA. Díaz rechaza la posibilidad de que use el rio como coto privado para practicar el deporte que tanto ama.
- ¿Le gustaría pescar otras especies en los ríos trucheros de la provincia?
- Introducir otras especies en los ríos creo que no sería conveniente. ¿Si ya tienen truchas para que poner otra especie?
Yo las dejaría. Creo que especies como el sábalo, el dorado o la boga puedan remontar durante el verano esos ríos por el aumento de su cauce, pero no creo que se queden cuando baje el agua.
- ¿Cree que la pesca deportiva es una herramienta para fomentar el turismo?
- En la actualidad el turismo cultural y deportivo está en auge. La pesca con devolución es un gran imán, sino hoy no estaríamos tan preocupados por proteger al dorado, una de las mayores atracciones que tenemos. Hay un gran interés por protegerlos siendo sobre todo autóctonos. Como dicen por ahí un “amarillo” vale más vivo que muerto por la cadena de involucrados que tiene la pesca y devolución.
- ¿Es importante que Flora y Fauna trabaje en conjunto con los especialistas en la materia?
- Es fundamental que trabajen en la provincia los especialistas de la Fundación, de la Facultad de Ciencias Naturales y los diversos institutos y cátedras, pero no solo en Flora y Fauna, sino también en medio ambiente y municipalidades, entre otros. La facultad forma a muchísimos profesionales todos los años y estos a su vez generan una gran cantidad de investigaciones reconocidas en todo el mundo por su calidad, aporte e innovación a las ciencias en general. Muchos científicos tucumanos son desaprovechados.
HERRAMIENTA. Osvaldo Díaz está convencido de la pesca deportiva será un importante imán para los turistas.
- ¿De qué serviría?
- Considero que permitiría, en primera instancia, relevar y reconocer los ambientes periódicamente, tomar muestras de suelo, agua, flora y fauna. Pero también permitirá que se desarrolle un sistema de monitoreo de las especies constantemente que serviría para reconocer las mejores épocas para establecer la veda, las condiciones sanitarias de las especies y de su entorno. Esto ya se hace en cada gabinete de investigación de geólogos, biólogos y botánicos de la Facultad y la Fundación, pero no se aprovecha en la gestión pública. También me gustaría expresar que todo lo que se pueda proponer y hacer sólo sirve si se trabaja con responsabilidad y se lo acompaña con una política de control y concientización más amplia y constante por parte del Estado. Lo que debe ser apoyado a su vez con el cumplimiento de la legislación y reglamentos vigentes por parte de pescadores, clubes de pesca, comercios del rubro, políticos, guías y promotores. Todo es una cadena de responsabilidades y de participación.
“Hay que encontrar el equilibrio”
ESPECIALISTAS. El biólogo Carlos Molineri desde hace más de 12 años que estudia a las truchas en los ríos de la provincia.
"Mi sensación ante la siembre de truchas en los ríos es de alerta. En muchos lugares ésta y otras especies introducidas se tornan 'invasoras' ocasionando graves pérdidas económicas, y sobre todo afectando la biodiversidad local. Por otro lado, muchas actividades humanas requieren de la introducción de especies. Pensemos en la agricultura o la cría de animales con fines productivos por ejemplo, por lo que hay que tratar de encontrar un punto de equilibrio", asegura Carlos Molineri, doctor en biología, investigador Adjunto del CONICET e integrante del Instituto de Biodiversidad Neotropical (CONICET-UNT).
El especialista, que trabaja en entomología acuática y que desde 2002 desarrolla una investigación sobre el impacto de la trucha arcoiris sobre los insectos acuáticos en los ríos de Tucumán,aceptó participar del debate propuesto por Hay Pique.
- ¿Tan negativas son las siembras de truchas?
- Las introducciones de especies exóticas son uno de los principales causantes de pérdida de biodiversidad en el planeta. Esto significa que numerosas especies autóctonas pagan el precio de las invasiones de exóticas con su desaparición. En altas densidades, la trucha ocasiona cambios en el ecosistema llegando a afectar el ciclo de los nutrientes e, incluso, deteriorando la calidad del agua.
INVESTIGACIÓN.
Molineri, en base a las pruebas de campo que realizo, entiende que los
ríos tucumanos no tienen grandes poblaciones de truchas.
- ¿Y cuál es la situación de la provincia?
- Se desconoce si existen sitios así, pero en general los ríos de fácil acceso muestran bajas densidades de truchas. En estos casos el impacto se produce a nivel de la comunidad, eliminando las especies de vertebrados autóctonos (peces y ranas) y algunos invertebrados grandes y vistosos preferidos por la trucha en su dieta.
- ¿Cuál es el estado de las poblaciones de truchas en la provincia?
- En algunos sitios se automantienen desde hace décadas, aunque es difícil saber con exactitud esto porque la siembra de alevinos es muy común y se realiza sin control alguno.
- ¿Está bien que se siembre esta especie en cualquier río?
- Sería perjudicial para el ecosistema la siembra en ríos que nunca tuvieron truchas o que se recuperaron de siembras pasadas. Tampoco sería lógico hacerlo en ríos que atraviesen zonas protegidas si allí se intenta proteger la biodiversidad. Sin embargo en Tucumán hay ríos que presentan truchas de manera constante desde hace casi un siglo. Tal vez con el debido estudio de impacto sobre el ecosistema podrían mantenerse sus poblaciones con fines turístico-recreativos. También es importante realizar un estudio contable, que tenga en cuenta los costos y beneficios de esta actividad, ya que mantener la especie exige una inversión importante por parte del Estado en la compra de ovas, cría de alevinos y su posterior liberación.
- ¿Qué se hace con los ríos que tienen truchas?
- Se debería llegar a un consenso entre los grupos interesados en el tema para que se delimiten ciertas zonas que conserven sus poblaciones de truchas. En otros lugares, se debería detener la siembra. Este paso, junto con las crecidas normales de verano, mantendría en un nivel muy bajo o directamente eliminaría las poblaciones de esta especie. No creo que hiciera falta una extracción activa como sucede en algunos ríos de la Patagonia que atraviesan Parques Nacionales. Esto es muy costoso, ya que se utiliza pesca eléctrica para extraer todos los ejemplares de un tramo, y luego se bloquea el acceso a los reproductores (que permanecen en los lagos, aguas abajo) construyendo cascadas artificiales con rocas y palos.
- ¿Se las debería proteger en tiempo de veda?
- La protección en tiempo de veda dependerá de cada río en particular y de los objetivos planteados para cada zona. No creo que se pueda generalizar.
- La pesca de truchas, a nivel nacional, está considerada como un imán para el turismo. ¿Tucumán debería explotar esta actividad?
- Habría que conocer de manera fehaciente si la pesca de trucha es realmente una atracción en Tucumán. Creo que los tamaños y la cantidad de ejemplares en la mayoría de los ríos tucumanos no los hace atractivos para el pescador extranjero, que puede elegir ir a Cuyo o Patagonia. Pero para el pescador local sí es una actividad atractiva, aunque el movimiento económico en este caso sería mucho menor.
- ¿Qué tipo de pesca deportiva debería explotar la provincia?
- Puede explotar la pesca deportiva de especies autóctonas, sin ir más lejos la del dorado, muy valiosa para esta actividad, que sí podría posicionar a la región en el turismo internacional. También existen especies menores como la boga o la tararira. Incluso se han introducido recientemente en la cuenca Salí-Dulce el pacú y el surubí. Pero aquí surge el problema de la contaminación, ya que estas especies están en los ríos de llanura, gravemente impactados en la provincia. Además, el dorado sufre una extraordinaria presión de pesca comercial ilegal que será difícil detener.
- ¿Estarías dispuesto a colaborar o formar un grupo para ayudar a Flora y Fauna?
- Creo que sería muy bueno acordar lineamientos básicos entre los distintos actores interesados en la trucha y en la protección de la diversidad local. A través de nuestro Instituto de Biodiversidad Neotropical (CONICET-UNT) estamos dispuestos a colaborar en esta tarea. Creo necesario establecer objetivos a mediano y largo plazo en cuanto a las especies de interés. En el caso exclusivo de la trucha hace falta un protocolo de siembra y seguimiento de las poblaciones, para poder evaluar su impacto en el ecosistema y en la actividad turística-recreativa.
por Gustavo Rodriguez
para Hay Pique // La Gaceta
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