viernes, 11 de enero de 2013

El Palenque pagó con trofeos un día de sacrificios


La pesca de lisas nos obliga a saber cambiar sobre la marcha
y esforzarnos cuando las circunstancias lo exigen.
Crónica de una jornada con premio casi sobre el final,
tras un día de frustraciones y padeceres


Que la pesca de lisas tiene sus sacrificios no es novedad. Y que nos acostumbra a más fracasos que éxitos, tampoco. Por eso se disfrutan tanto pescas de ejemplares de gran tamaño, como la que realizamos en los desbordes del paraje conocido como El Palenque, pasando Canal 2 (arroyo El Chancho, km 282 de ruta 11). Este año hay tanta agua que las muchachas de ojos grandes se mueven constantemente y prefieren los desbordes y no el curso del canal. Por eso es difícil dar con ellas, pues están más esparcidas. Pero contamos con un as de espadas: Hernán Fernández, nuestro amigo y representante de la firma Surfish, que es un verdadero sabueso para encontrar y capturar esta difícil especie.

Esta pesca hecha el jueves 3 no tenía como destino El Palenque. El grupo comandado por Fernández partió desde Mar de Ajó con destino a Siete Tranqueras. Siempre respetando los códigos de abrir y cerrar las tranqueras (de caminos vecinales y propietarios que permiten el paso), para que no escape el ganado, llegaron a destino, pero era imposible tan siquiera ver una lisa. El viento era muy intenso, y en los días anteriores había hecho mucho frío. Por eso cerca del mediodía, decidieron cambiar los planes sobre la marcha y repitiendo el ritual de abrir y cerrar tranqueras se dirigieron al mencionado Palenque.

Así, entre idas y vueltas el grupo integrado por el baqueano Beto, Juan Vilas, el "flaco" Pedome y nuestro colaborador Fernández, llegó al Palenque, donde buscando y buscando encontraron un desborde muy grande que parecía prometedor, pero no había indicios de lisas. El viento dificultaba más aun el poder divisarlas. Pero una vez en el agua y tras media hora de no ver nada y sólo cambiar la carnada por la cantidad de descarnadores que había, cambiamos la lombriz por corazón o peceto coloreado, cortado en tiritas finitas simulando una lombriz, o bien en cuadraditos coloreados, siempre con colorante rojo y en este caso con un poco de purpurina de color plateado. La panza o buche de la lisa anda muy bien también pero en este caso no contábamos con ese cebo. A eso de las 16 y tras 4 horas y casi agotados de andar vadeando con el agua a las rodillas, en diagonal a unos 1.000 metros los 3 que estaban en el agua empiezan a ver saltar unas lisas impresionantes que renovaron sus esperanzas.

Salieron del agua y caminaron por la costa a la altura donde saltaban las lisas y volvieron a entrar al agua hasta la cintura. Empezaron a tirar hasta que pasó lo impensado: el turista y amigo Juan sólo tuvo que parar la caña al ver desaparecer toda su línea y luego de una hermosa pelea y de varias vueltas en círculos de la chica super poderosa, pudieron sacar del agua un lisón de arriba de los 2 kilos y medio. La adrenalina del grupo se disparó de inmediato y las lisas parecieron enloquecer como nuestros amigos pescadores, con corridas, bulos a pocos centímetros de los pescadores y hasta alguno que juró haber sentido que le tocaban las piernas.

Pero... hablamos de lisas. Abundancia y saltos no significan piques constantes. Las "chicas" son muy caprichosas y no querían comer. Sólo se pudieron obtener dos más, pero los tamaños compensaron los padeceres: una pesó 3 kilos y la otra fue más chica que la primera. Al caer la tarde, dieron por finalizada la pesca, cansados pero muy felices por la aventura y por haber coronado con algunos trofeos una jornada que pintaba para el fracaso.


Fuente: Viva la Pesca de Diario Popular


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