El Día de La Plata nos trae el relato de
una incursión por el Río Limay,
en busca de las adorables Truchas con Fly Fishing
En el río Limay, obtuve las primeras truchas de mi vida. Una pasión que nació para quedarse.
Tuve el apoyo fundamental de Juan quien me prestó su equipo de pesca compuesto por una caña 6 Lexus y 3 carretes para abarcar las distintas profundidades.
Pero a sólo una semana de mis vacaciones me resultó de gran ayuda ir a practicar lanzamiento. Por supuesto que no resultaría fácil sobre todo por no tener el timing necesario para el casteo.
Me resultó muy difícil al comienzo lograr comprender el tiempo exacto para darle el tirón de empuje y lograr distancia, Juan me explicó que era fundamental hacer un buen loop y para ello debía formar un ángulo con la caña entre las 10 y las 2 suponiendo un reloj imaginario.
Juan me fue corrigiendo los errores y de a poco fui consiguiendo algunos metros como para no pasar tanta vergüenza.
Me acompañó Sabina para ver la pesca desde la óptica femenina y al final quedo maravillada con conocer el Limay.
En varias oportunidades el guía ancló la embarcación al comienzo de una corredera y lanzábamos hacia la correntada dejando derivar la mosca muchos metros; en estos lugares no es tan importante un buen casteo pues el efecto de la correntada nos hace ganar distancia.
Con pequeños tironcitos le fui dando vivacidad a la mosca y se produjo mi primer pique, la sensación de pesca fue única, la pelea de la trucha es formidable incrementada con la fuerza de la correntada; esta arco iris me regaló un par de saltos hermosos antes de izarla con copo, fotos y al agua.
El sueño estaba cumplido, pero íbamos por más. A la salida del “anfiteatro” dejé derivar delante de la embarcación una wooly bugger verde - al final fue la mejor-; tuve un pique fenomenal, la trucha peleaba más que la anterior y cerca de la embarcación logró deshacerse de la mosca; era una linda marrón.
Flavio, el guía, también intentó la pesca; su casteo era excelente y llegaba a lugares que jamás podría llegar con mi humilde lanzamiento.
Fue así como logró varias arco iris, todas devueltas con extremo cuidado, con un profundo sentimiento por el cuidado de la especie.
Tuvimos varios piques perdidos, algunos de ellos, me explicaba Flavio, que era de truchas que topeteaban la mosca, eso se produce cuando están selectivas.
Jamás podré olvidar el pique de otra marrón que picó cerca de la orilla y en poca profundidad donde no parecía un buen lugar para la pesca; ni bien tomó la mosca, saltó y la escupió en el aire.
Relevamiento: Gabriel López.
Servicios: guía de pesca, Tél (0294) 15-4539222.
Fuente: El Día de La Plata
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