sábado, 30 de mayo de 2015

Pesca con mosca, deporte VIP en la Patagonia


En la Argentina existen múltiples destinos
donde se puede practicar esta modalidad y
en un concierto de paisajes inigualables


"Estar solo, pero sin soledad", así describía la pesca con mosca Mel Krieger. Este pescador norteamericano, fallecido en 2008, impartió cursos en todo el mundo sobre fly cast y escribió varios libros.

Krieger sabía como pocos la experiencia única que significa adentrarse en el agua, en silencio y expectante, y comenzar ese paciente pero prometedor ejercicio de lanzar la línea sobre la superficie, una y otra vez, hasta que se sienta el pique como una sucesión de rápidos y nerviosos tironcitos o tirones- dependiendo del tamaño de la presa que se haya tenido la suerte de pescar.

Los métodos que dieron lugar a la pesca con mosca son muy antiguos. Los macedonios habrían utilizado materiales como cuero, plumas y pelo para fabricar señuelos, pero claro que estos atisbos tenían bastante poco que ver con lo que hoy día se practica. 

Se sabe que en Europa, alrededor del siglo XVI, los pobladores que vivían a las orillas de lagos y ríos pescaban también con estas "imitaciones". 

En ese entonces, el hilo, trenzado con pelo de caballo, estaba atado a la punta de la caña y no podía recogerse al no existir ni pasadores y ni carretes. Una de las indudables cunas de la pesca con mosca es El Reino Unido, donde es practicada con dedicación y esmero.

En la Argentina, esta modalidad se consolidó durante la primera mitad del siglo XX. El argentino Jorge Donovan fue uno de los principales protagonistas en este proceso. 

Durante un viaje a Canadá, pasó por Nueva York, y visitó una tienda de pesca muy conocida en la ciudad. 

En el local se encontró con otro pescador, con el que inmediatamente hizo amistad. Este hombre era Joe Brooks, uno de los grandes nombres del fly fishing. 

Invitado por Brooks, Donovan visitó la casa de su amigo, en Isla Morada, Florida. Más tarde, en febrero de 1955, el norteamericano vino a la Argentina, y conoció a los amigos de Donovan: José Evaristo Anchorena, más conocido como Bebe, el príncipe Charles Radziwill y Joaquín Rocca Rivarola, entre otros.

Durante aquellos años, la Patagonia era un sitio todavía silencioso y apartado, muchas zonas permanecían inexploradas y los lagos y ríos eran una tentadora promesa. 

Con el paso de los años, la pesca indiscriminada golpeó muchas zonas y según los expertos es necesaria una pesca cuidadosa para preservar las especies.


De nuevo al agua

La pesca con mosca es quizás de los estilos de pesca la más amigable con el medio ambiente. Y de ninguna manera es comparable con la caza tradicional, porque en el fly fishing ejerce una seducción más que un impacto contra la presa.

A partir de la década de los ochenta, principalmente, se acostumbra lo que los ingleses llaman catch and release, esto es, devolver los peces al agua. 

Este hábito es muy recomendable, ya que permite a los amantes de la pesca seguir realizando la actividad sin perjudicar las especies. Además, se aconseja utilizar anzuelos con una rebaba no demasiado pronunciada, para que el animal no sufra lesiones en el maxilar.

También se recomienda que desde el momento del pique hasta que se lo extrae finalmente del agua no transcurra tanto tiempo, ya que de esa manera se agotarían sus fuerzas.

Técnicas amigables

Cuando por fin lo saque del agua, sujete al ejemplar de tal forma que no lo lastime, nunca con ganchos o plásticos y jamás lo sujete de las agallas, ya que estos son sus órganos respiratorios. 

Para quitarle el anzuelo se recomienda tener unas pequeñas pinzas, que se venden en cualquier tienda especializada. 

Este proceso debe durar unos pocos minutos. Para un pez, estar fuera del agua, es lo que a un ser humano sumergirse sin tubos de oxígeno. No podrán resistir mucho y finalmente se ahogarán.

Por último, para devolverlo, debe tomar al pez con las dos manos, sumergir su cuerpo en el agua hasta que el pez tome impulso y mueva su cuerpo para nadar. 

Si está en un río se recomienda realizar la devolución contra la corriente, de esta manera recibirá agua con más oxígeno. 

En el caso de que los peces tengan espinas en sus aletas dorsales, se pueden utilizar guantes o una tela húmeda para sujetarlo.

Cañas, líneas y nudos

Una de las preguntas más comunes con respecto a la pesca con mosca es acerca de qué equipo utilizar. 

También se cree que por su precio este deporte es inaccesible, preconcepto que no es cierto, ya que más allá de que existan equipos de alto valor, pueden adquirirse, sobre todo para principiantes, cañas, carretes y líneas no demasiado caras.

La caña, línea y carrete pueden combinarse de forma casi ilimitada, por lo que conviene comprar un equipo balanceado estándar, no demasiado especializado, para que sirva en distintos contextos de pesca. 

El número de la caña conviene ser medio, 4, 5 ó 6, las cañas inferiores suelen funcionar para una pesca delicada, sin condiciones adversas de clima. 

Este tipo de cañas son ideales para pequeños arroyos donde no es necesario lanzar la línea demasiado lejos. Las cañas de mayor tamaño son propicias para grandes ríos o incluso, el mar. 

Los carretes deben acordar en número con la caña, para que puedan cargar la línea que se les aplique.

Las líneas no son menos importantes a la hora de la elección, porque la mosca no posee peso como para apoyar el lanzamiento, y se requiere de una línea especial, que permita proyectar a la distancia y con precisión el sitio que se desea colocar la mosca. 

Es por ello que las líneas para la pesca con mosca, también conocidas como "cola de ratón", deben ser seleccionadas y utilizadas con conciencia. 

A grandes rasgos, las líneas de hundimiento o de flote serán utilizadas dependiendo de qué mosca utilizará el pescador, entre otras cosas.

Destinos en todo el país

En la Argentina, este deporte puede practicarse en los ríos y lagos de diferentes provincias, incluso en la costa Atlántica.

A lo largo de toda la Patagonia existen múltiples destinos donde es posible pescar con mosca. 

El Río Ewan y la laguna Bombilla, en Tierra del Fuego; el Río Bonito, la Laguna Blanca, Filo Hua Hum, Caleufú, Quemquemtreu, Collón Curá, Malleo, Chimehuín, en Neuquén en Neuquén; el Río Gallegos y Río Santa Cruz, en la Provincia de Santa Cruz, y los ríos Limay y Manso, en el Parque Nacional Nahuel Huapi.

Córdoba también es una provincia donde se puede practicar la pesca con mosca de truchas en los muchos arroyos y ríos de Traslasierra, Calamuchita y Pampa de Achala. 

En el litoral, en las Provincias de Entre Ríos y Corrientes pueden pescarse dorados, una especia atractiva y bastante más agresiva que la trucha.

Se pueden visitar los ríos Paraná y Corrientes, y embarcarse para encontrar las mejores corrientes y posones. 

También es recomendable pasar por el Lodge Hambaré y Los Laureles. 

Otras provincias para tener en cuenta son Mendoza, Santiago del estero y Buenos Aires, sitios en los que la variedad de especies representa un exótico atractivo para el pescador con mosca.

Un deporte que permite un reencuentro con la naturaleza y con el valor de la paciencia y el silencio. Una actividad para encontrase consigo mismo.


Fuente: Sin Mordaza


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