La presa del Cabra Corral tiene niveles de metales pesados
tres veces más altos que los recomendados.
Un estudio expone afecciones en sus peces
y diferencias sanitarias con Campo Alegre
Ahora, un exhaustivo estudio que llevó adelante el médico veterinario Oscar Luis Leone, con apoyo de la Universidad Nacional de Salta y su Consejo de Investigación (Ciunsa), lo confirma con marcadores histopatológicos.
La determinación y valoración de esos marcadores en especímenes extraídos en el Cabra Corral y en Campo Alegre revelan notables diferencias en el estado sanitario de las poblaciones de pejerreyes de ambos diques.
Las conclusiones del trabajo científico, presentado como tesis del magister en Recursos Naturales y Medio Ambiente de la UNSa, deberían ser tomados muy en serio, porque se relacionan no solo con los minerales arrastrados por los cursos de la alta cuenca del Juramento, sino también con los efluentes de aguas residuales e industriales de centros urbanos, cuestionables manejos de la basura, de agroquímicos y otras fuentes de contaminación y transmisión de enfermedades.
Los análisis de calidad de agua incluidos en la tesis que dirigió otra investigadora de la UNSa, Virginia Martínez, arrojaron en Cabra Corral niveles de cadmio y mercurio que superan hasta tres veces los valores recomendados para la vida acuática.
En los pejerreyes del Cabra Corral se comprobó un impacto antrópico notoriamente mayor que el que acusa la misma especie en Campo Alegre.
En los especímenes de la mayor reserva hídrica del norte argentino también se encontró un mayor número de histopatologías, siendo el hígado el órgano más afectado, seguido del riñón y las branquias.
Con el estudio, también saltaron a relucir diferencias de tallas que no se circunscriben únicamente a la presión pesquera que movió a vedar luces y a limitar el horario de las excursiones nocturnas en catamaranes en la presa moldeña.
En Cabra Corral también se verificó una elevada prevalencia de parasitosis, con inflamaciones orgánicas, provocadas por coccidios.
Leone inició sus investigaciones en 2013. Realizó muestreos bimensuales de pejerreyes durante un año en ambos diques, tanto en época de creciente (febrero, abril y junio) como en estiaje (agosto, octubre y diciembre).
En Cabra Corral, los ejemplares para estudios fueron extraídos en las zonas sur (desde El Zapallar hacia Guachipas) y norte del embalse (entre Los Mayuatos y El Saladillo).
En Campo Alegre, espejo de agua más pequeño, los muestreos se efectuaron en un solo sitio, localizado en el extremo este del perilago.
En las capturas, que se realizaron solo con cañas y anzuelos, colaboraron aficionados de la pesca y las tripulaciones de los catamaranes Pachamama y Tatín.
Como parte del trabajo se determinó el sexo, estado reproductivo, peso y longitud de los ejemplares analizados. Los posteriores estudios en laboratorios se enfocaron sobre las branquias, hígado y riñón, órganos que se consideran marcadores primarios de contaminación acuática en peces.
El dique Cabra Corral tiene como afluentes a los ríos Arenales y Guachipas. El primero desemboca en la zona norte de la presa.
A su paso por la ciudad de Salta, otros asentamientos poblacionales y áreas agrícolas del Valle de Lerma, el sistema del Arenales sufre el vertido de efluentes cloacales y descargas industriales.
Antes de su desembocadura, recibe a los ríos Rosario, Pulares y Chicoana, en cuyos cauces también impactan aguas residuales, basurales a cielo abierto y agroquímicos.
El sistema del Guachipas, que desemboca en la zona sur del embalse, acumula impactos antrópicos menos intensos, pero los nutrientes que bajan desde la cuenca tributaria de los Valles Calchaquíes también merecen mayor atención en lo que respecta a las concentraciones, cada vez más elevadas, de boro y metales pesados.
Los análisis de calidad de agua incluidos en la investigación de Leone arrojaron en Cabra Corral niveles de cadmio y mercurio que superan hasta tres veces los valores recomendados para la vida acuática.
Veinte años de luces de alerta
Investigadores de la UNSa describieron diferentes histopatologías. En la alta cuenca del Juramento, investigadores de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) describieron en las últimas dos décadas diferentes histopatologías (tejidos y órganos enfermos) que afectan a peces y que son asociadas, con sobrados fundamentos científicos, al estrés ambiental.
En 1995, Gladys Monasterio de Gonzo informó sobre afecciones en las branquias de bagres blancos y bogas del Juramento.
En 2001 Javier Chalup detectó lesiones en hígado y riñón de viejas de agua, atribuidas a factores ambientales, en el Arenales.
En 2002, en el mismo río, Andrés Sebastián Quinteros detectó alteraciones en la sangre de viejas de agua. Ese mismo año, también en el Arenales, Virginia Haydée Martínez encontró numerosas histopatologías en las branquias de ocho especies de siluriformes.
A ese grupo pertenecen las yuscas, otros tipos bagres y las viejas de agua.
En los últimos tiempos se han producido en Cabra Corral distintos episodios de mortandad masiva de peces y aparición de anormalidades, como la de los llamados "pejerreyes rojos" y los "pejerreyes jorobados", que hasta hoy no están del todo dilucidadas.
Estudios sin fondos
Estudios enfocados sobre la endogamia, los efectos del tanino empleado en la curtiembre de cueros y hasta en infecciones parasitarias atribuidas al ave chumuco llevan años en lista de espera por falta de presupuestos.
También existen determinaciones pendientes sobre el manejo de los agroquímicos, las fuentes de contaminación con metales pesados y el destino de los líquidos lixiviados.
Fuente: El Tribuno
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