Revista Weekend nos brinda un anticipo
de una interesante nota sobre fondeo de lanchas,
publicada en su edición de Septiembre
La maniobra de fondeo consiste en tirar el ancla al agua para que, tomada por un cabo y atada a la embarcación, permita que ésta permanezca en un mismo lugar.
Así definido suena sencillo, pero la maniobra presenta sus complicaciones si no se la realiza adecuadamente. En general, no se le da importancia: la gente sólo tira el ancla y listo. En buenas condiciones del río y en lugares protegidos, no habrá mayores problemas.
Pero, ¿qué pasa si se para el motor, o si enganchamos un cabo en la hélice o, simplemente, tenemos que cambiar un tanque de combustible que nos da problemas? La corriente nos llevará a la costa, el oleaje hará que golpeemos contra diversos obstáculos, o bien vararemos de tal forma que podríamos romper la embarcación. Entonces, habrá que fondear de inmediato y donde sea, por lo cual es evidente la conveniencia de tener clara la maniobra para hacerla correctamente.
Lo primero que se debe hacer en una emergencia es fondear y, en caso de tratarse de un lugar donde no esté permitido, avisar a Prefectura. En nuestras aguas del Delta las anclas por excelencia son las tipo Danforth, que al ser planas se acomodan fácilmente en cualquier lugar. Sin embargo, de llevarlas sueltas en el piso –lo que resulta un problema porque los movimientos propios de la lancha muchas veces son bruscos y rápidos, y las anclas pueden quedar en el aire y golpearnos– podemos colocarlas debajo de otros elementos, como ser bolsos, o envueltas en lonas para que no rompan nada en caso de golpear.
Para realizar un buen fondeo, primero habrá que dirigirse al punto elegido con poca arrancada (velocidad) y siempre corriente en contra. A poca distancia del sitio se pondrá punto muerto y cuando la proa haya llegado a su altura hay que dar marcha atrás, en caso de ser necesario, para parar la arrancada.
La maniobra
Ya con la embarcación detenida se suelta el ancla (1 del gráfico inferior), y para que el cabo o la cadena quede bien extendida por el fondo, evitando que se enrede, es necesario que se dé un poco de máquina atrás. Notaremos que el ancla se agarró al fondo cuando el cabo se tensa (2), entonces se irá soltando hasta la medida requerida, para ajustar el cabo restante en la cornamusa o bien frenar el cabrestante en caso de que la lancha lo tenga.
Como buscamos que el ángulo formado por el cabo y el fondo sea lo menor posible, si es bueno el estado del río o del mar, la extensión de la cadena a largar será de hasta tres veces la profundidad existente (P), y de cinco si el estado del agua no fuera bueno. En cambio, de emplear cabo y no cadena, estas medidas varían a cinco y siete veces respectivamente. Recién después de asegurarnos que el fondeo quedó en condiciones podremos apagar el motor.
Lea la nota completa en la edición 492 de Weekend, septiembre de 2013.
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