Aguas prístinas pobladas de enormes ejemplares
de Trucha Marrón capaces de entablar auténticas batallas.
Todo un desafío para el pescador más experto
El mítico río Grande es la meca de los pescadores con mosca.
La leyenda cuenta que hubo un inglés llamado Goodall que sembró de huevos de Trucha estas aguas y que fue así como en la naturaleza austral floreció el mejor río truchero del mundo.
Debido al hábitat rico en nutrientes y a la ausencia de depredadores, las truchas marrones alcanzan en Tierra del Fuego hasta 15 kilos de peso.
Por eso, resultan siempre muy complejas de pescar: para hacerlo es necesario poseer gran habilidad con la mosca, atender a las cambiantes condiciones del río y estar preparado para una encarnizada batalla.
Al final de la jornada, en un íntimo lodge el viajero será recibido con exquisita gastronomía argentina y los mejores vinos.
Podrá relajarse en el spa o comentar el día con los amigos en el lounge.
En este oasis dedicado a la pesca todos comparten la misma pasión: alcanzar el trofeo de su vida.
El mejor momento para la pesca es de mitad de febrero a mitad de marzo; aunque se puede pescar a partir del mes de diciembre y también en abril se da también una buena oportunidad, cuando la trucha regresa al mar, su tamaño es mayor, el nivel del agua es más bajo y los vientos no son tan intensos como en el resto del año.
El mejor momento para la pesca es de mitad de febrero a mitad de marzo; aunque se puede pescar a partir del mes de diciembre y también en abril se da también una buena oportunidad, cuando la trucha regresa al mar, su tamaño es mayor, el nivel del agua es más bajo y los vientos no son tan intensos como en el resto del año.
En cuanto al equipamiento, se recomiendan cañas del #8 al #10.
Fuente: Viajes y Noticias
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