Emociones al por mayor en los Bajos de Ochoa

Con líneas de flote y aéreas, pescando al vadeo

con el agua hasta las rodillas, la pesca de lisas

en Bajos de Ochoa se hizo en cantidad y calidad

de la mano de un experto guía lisero del corredor de Ruta 2

En este 2012 que ya agoniza, la pesca de lisas presenta dos particularidades: por un lado, la especie se da en abundancia; por otro, los ámbitos en los que salen se van modificando constantemente en virtud de las crecidas o bajantes que hacen aparecer o desaparecer los desbordes. Es por eso que contar con un buen guía que permanentemente recorra las zonas de pesca y esté al tanto de las mejores propuestas, es tener un as en la manga. Y en este caso, esa carta ganadora fue el guía Hugo Di Marco, experto en lisas del corredor de Ruta 2, quien las encontró comiendo firme en los Bajos de Ochoa.

Hacía rato que no se hablaba de este rendidor pesquero, que no es otra cosa que un paraje acuático conformado por desbordes de la laguna de Altos Verdes en donde nuestro guía tiene acceso. Se llega al lugar de pesca yendo por Ruta 2 hasta el km. 182 (Castelli), desde donde tomamos camino de tierra a la derecha por 16 km. hasta encontrarnos con un puente. Allí dejamos el auto a un costado y caminamos por los desbordes buscando las lisas.

Y encontrarlas es otro cantar. Allí nuevamente interviene el ojo avizor de un guía ducho en estas lides, capaz de leer abajo del agua e interpretar saltos, corridas y bulos para saber dónde armar el campamento para hacer los intentos. El grupo guiado por Hugo Di Marco se completó con Carlitos y Gustavo, junto a su hijo Juan, todos de Monte Grande, y el platense Néstor. Juntos se repartieron los bártulos y caminaron unos 500 metros hasta detectar movimientos de lisas, que se van corriendo de acuerdo al viento, de tal modo que pueden estar antes del puente o pasando el mismo. A media mañana, las lisas empezaron a correr mucho arriba, marcando su presencia con bulos por doquier. Armaron cañas de 4 metros, tipo Carbon Spin de Spinit o Karma de Tech, con reel mediano cargado con multi del 0.16 y línea de flote de tres boyas (colores negro o verde limón) rematada con zanahoria o mandale. Las brazoladas más rendidoras anduvieron en los 10 cm, y entre boya y boya, separadas por un metro de distancia, colgaron una brazoladita tramposa (sin boya) de un esmerillón entre dos nudos corredizos. Otra línea utilizada fue la aérea con mandale, de modo tal que las brazoladas quedaban pendiendo de las boyas de los extremos y jugando libres con el movimiento del agua, haciendo una suerte de chiripá anclado. Los encarnes fueron hechos en anzuelos curvos tipo 142 N de Eagle Claw (que clavan a la lisa del labio superior) y como cebo se usó lombriz trabándola con un dadito de panza de lisa o pesceto coloreado, para evitar el descarne. Los piques, como dijimos, comenzaron a eso de las 11 de la mañana, y la acción de las lisas fue creciendo a medida que aumentaba el calor. Si por la mañana los piques eran haciendo el típico "martillito" en las boyas de 18 milímetros, por la tarde las lisas pasaban por debajo de la línea y llevaban al mejor estilo bagre, arrastrando con confianza. Así, entre todos, pescaron unas 100 lisas de 800 gramos al kilo y medio, destacándose además del guía el hijo de Gustavo, Juan, que a sus juveniles 16 años demostró que con la caña en la mano "la tiene clara". Un detalle: la pesca se hizo con el agua a los tobillos por la mañana, y con el agua a la rodilla y más también por la tarde, señal de que la lisa se iba corriendo aguas adentro y había que moverse más para buscarla. En ese contexto, se impone el uso de un posacañas para pescar en el agua, en donde apoyar la caña, una bolsa o vivero para pescados y un trapito para secarse las manos. Otro elemento útil en esta situación es la lombricera de cintura, para tener las carnadas a mano.

Por último, a no olvidar que estos ámbitos son susceptibles a los regímenes de lluvia y las crecientes o bajantes de la laguna, por lo que pueden estar o desaparecer de una semana a la otra. Asimismo, se impone llevar abundante provisión de agua y ropa adecuada para soportar altas temperaturas en pesqueros que no tienen sombra. Sin más, vaya y disfrute.

Fuente: Viva la Pesca

de Diario Popular

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