Show de Bogas y Dorados en piedras de Magdalena

Pescamos con niños en este hermoso pesquero

de zona Sur del Río de la Plata,

logrando una rica variada en pocas horas

Un destino cercano y rendidor para hacer una pesca a fondo con equipos livianos.

Bonaerenses y capitalinos comprendidos entre el Delta y La Plata tenemos poca noción de lo que es la costa virgen del Río de la Plata. Pero allí donde el hombre brinda una oportunidad a la naturaleza, ésta logra mostrar parte de su esplendor perdido, con bosques densos coronando las costas, y una playa de irregular fisonomía al compás de las mareas. Magdalena, en el sur bonaerense, a 50 km de La Plata por calle 122 que se hace luego Ruta 11, es uno de esos mágicos lugares que conservan su prístino paisaje y en donde río y playa invitan al visitante al relax y el disfrute en familia. Por supuesto, la pesca deportiva entra perfectamente en ese plan.

En esta oportunidad, y a pocas semanas de haber despedido la temporada de bagres de mar con una magnífica captura que anduvo en los 8 kilos, volvimos a este pesquero que mezcla aguas del río y el mar en la intención de apuntar a la variada de verano. Convocados nuevamente por Miguel Alvarado, guía local de vasta experiencia, visitamos el pesquero con mi hermano y sobrinos Alan (14) y Axel (9), todos residentes en Inglaterra, quienes cambiaron el frío bajo cero por temperaturas que holgadamente pasaron los 34 grados. El lugar de partida era el balneario, al que se llega una vez que en Magdalena doblamos a la derecha en la YPF por calle España. Tras unos pocos km de asfalto, la primer casa a la derecha -con bungalows para alquiler- es la de Miguelito Alvarado. De allí, a unos 600 metros, accedemos al balneario.

A primera hora, la marea alta hace fácil bajar el cómodo tracker de 8 metros del tráiler de la camioneta. Embarcamos enseguida y en el veloz trayecto hacia una zona de fondo de piedras cercanas a la costa, armamos equipos compuestos por cañas Shimano Convergence y Silstar Rooster, con reeles rotativos como el Spinit Speed Pro y el Shimano Corsair. El aparejo es muy simple: enhebrar un plomo pasante en el multi y atar un leader fuerte de 40 cm, con un anzuelo de buena punta tipo 9/0 del que colgamos una cola o filet de bagre amarillo. Esta carnada se obtiene en el lugar, donde abunda la especie, tirando una línea simple con lombriz.

Ya con líneas en el agua, pescando en una profundidad de 3 metros, notamos que muchas veces había pequeños toques y los filets de bagres veían comidos. 'Son bogas' sentenció Alvarado, quien nos dijo que la especie estaba presente por la gran cantidad de mejillón que hacían colonia en las piedras. 'Pesquemos bogas también, propuse. Y enseguida armé dos aparejos para esta especie, con masa y chorizo colorado como carnadas (ir provisto de varios cebos siempre nos permite estar cubiertos ante estas alternativas inesperadas). Así, empezamos a clavar muchas boguita de 1 kilo, mientras Alvarado seguía sacando amarillos para carnada. En eso, una de las cañas de dorado que estaba en un posacañas se arquea y la chicharra evidencia la clásica llevada del Tigres de los Ríos. La primera captura fue ora del pequeño Axel. Luego siguieron Alan, mi hermano y yo, en tanto el guía Alvarado y nuestro colega Santiago Carrasco -del programa Magdalena Pesca, que nos acompañó en esta salida-, no se quedaron atrás clavando también lindos dorados de 1 a 3 kilos.

Fue una racha de una hora a puro pique, foto y filmaciones para el recuerdo, donde incluso pescamos una corvinita entre la variada. Luego, se cortó un poco el dorado, aunque había esporádicas llevadas. Las bogas, en cambio, siguieron firmes. Al mediodía, con un calor extremo y ya sumando ocho dorados (que fueron devueltos) y un sinfín de bogas entre las que se destacó una de 2 kilos -que pescó el suertudo Axel ¡en una línea de dorado y con un anzuelo gigante!-, decidimos regresar al embarcadero.

Fuente: Viva la Pesca

de Diario Popular

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