martes, 26 de agosto de 2014

Gualeguay: plateados entre ríos


Te presentamos un breve adelanto de una nota de
Nestor Saavedra, buscando los pejes entrerrianos,
publicada en Weekend de agosto 2014

 
Excelente pesca de pejerreyes a lote en la junta de los ríos Ibicuy y Gualeguay. Para aprovechar una zona que pocas veces ha sido pescada y que tiene ejemplares muy atractivos.

Tengo frente a mí una nota de pesca de pejerreyes en la confluencia del río Ibicuy y el Gualeguay, aparecida en julio de 1944. Es una tentación periodística repetirla y para eso recurro a un amigo y guía de Gualeguay, Jorge Cot.

Con otros equipos, otra embarcación (su amplio y cómodo trucker con plataformas) y otro estado de los caminos (en poco más de dos horas llegamos desde Buenos Aires), exactamente 70 años después escribo un nuevo artículo con los plateados gualeyos.

Sabíamos, por el sitio Windguru, que disponíamos solamente de unas tres horas antes de que el viento, que soplaba a unos 20 kilómetros del sur, rotara y amainase. Para pescar pejerreyes se requiere que, aunque en el río haya correntada, la superficie del agua esté oreada, dado que es un gran consumidor de oxígeno. El líquido se plancha y a otra cosa…


Antes de las bocas

Primero, probamos sobre el mismo río Gualeguay, poco antes de llegar a “las bocas”. Las cito en plural, porque la cortada que da hacia el norte, debido a la gran altura del río se encontraba totalmente desbordada. En esta zona hay un par de canchas muy lindas para garetear al costado de unos sarandíes, pero el viento nos jugaba una mala pasada porque, al frenar la corriente, nos hacía derivar muy lentamente y tirándonos rápido sobre la costa de estribor.

Aunque Roberto Ayala, amigo que hace cuatro décadas pesca pejerrey y que nos acompañaba, tuvo un pique, Jorge decidió salir al Ibicuy y hacer unos intentos aguas abajo de la desembocadura principal.

Para frenar la deriva es fundamental llevar un ancla de capa. Incluso puede improvisarse una con una bolsa de arena atándole cuatro tiros en las manijas, como si fuera un barrilete, sin necesidad de hacerle un agujero pasante. Estos se unen en un cabo que se ata a la cornamusa central, de modo que todos los pescadores queden ubicados de frente y no con ángulos que compliquen el trabajo con las boyas.

Como bien subrayó Roberto, pasando una soga de popa a proa sobre el lado de barlovento se puede deslizar el cabo que sujeta el ancla de capa hacia popa o proa de manera que siempre los aficionados queden perpendiculares con respecto a la dirección de la deriva.


Lea la nota completa en la edición 503 de Weekend,
agosto de 2014.


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