Horacio Pascuariello nos presenta
en esta nota de Crónica Pesca,
un relato de una visita al Paraná Guazú,
a modo de despedida Pejerreycera
Un amigo de la casa, Luis María Bruno, decidió cerrar la actual temporada de pesca del pejerrey haciendo una pasada por los puntos más rendidores del Paraná Guazú y cercanos al complejo Zárate-Brazo Largo.
Aplicando a pleno su sabiduría y conocimiento de la zona, logró una excelente cantidad de capturas en compañía de una tripulación muy especial, sus sobrinos Claudio y Daniela.
Con pronóstico de lluvia y un viento leve del sudeste, el grupo familiar salió a bordo del Hilario rumbo al sector del Palo Quemado, en el kilómetro 208,500 del pasaje Talavera, donde al garete (o sea dejando derivar lentamente la embarcación) lograrían los primeros piques, inclusive uno que les dejaría la incertidumbre de su tamaño porque escapó cortando directamente la línea.
Antes de poner el motor en marcha para buscar mejor suerte en otro lugar, Daniela puso su sello femenino con un muy buen pejerrey tomado cerca de los juncos encarnando con mojarra.
El clima parecía no querer participar de esta despedida y de a poco el viento empezaba a incomodar, así que buscaron el reparo de la isla del Vizcaíno, donde, si bien las ráfagas los cruzaban desde la costa, no lo hacían con mucha intensidad.
El clima parecía no querer participar de esta despedida y de a poco el viento empezaba a incomodar, así que buscaron el reparo de la isla del Vizcaíno, donde, si bien las ráfagas los cruzaban desde la costa, no lo hacían con mucha intensidad.
Aquí no encontrarían un pique atrás de otro, pero sí lo suficiente como para meter un par de muy buenos ejemplares más, lo que era lógico en el marco de un cierre de temporada, donde si bien las capturas ya se hacen esporádicas, justifican el esfuerzo y la paciencia con los tamaños.
Los equipos utilizados fueron clásicos para esta especie y el sector más rendidor fue saliendo hacia el Guazú, sobre la margen izquierda, la que pescando con las boyas a distancia les dio la satisfacción de ver los saltos y corridas de estos grandes ejemplares.
Los equipos utilizados fueron clásicos para esta especie y el sector más rendidor fue saliendo hacia el Guazú, sobre la margen izquierda, la que pescando con las boyas a distancia les dio la satisfacción de ver los saltos y corridas de estos grandes ejemplares.
A eso de las tres de la tarde el cielo desplegó un manto negro sobre el horizonte marcando el fin de la jornada para nuestros amigos, quienes satisfechos por esta despedida volverían a puerto a preparar todo lo necesario para salir en busca de su próximo desafío: el bagre de mar.
Las imágenes de esta nota pueden verlas a través de www.semanariopescador.com.
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Fuente: Crónica Pesca
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