Wilmar Merino nos relata en esta nota
preparada para Viva la Pesca de Diario Popular,
su escapada nocturna al muelle de la AAP
sobre el Riopla, en ciudad de Bs. As.
Cuando el sol hace insufrible la pesca diurna, los clubes porteños como
la Asociación Argentina de Pesca brindan notables posibilidades de
entretenerse con una combativa especie.
Siempre decimos que la pesca puede estar mucho más cerca de lo que pensamos, incluso hablando de presas grandes. El "urban fishing"
es una tendencia en todo el mundo en la cual los deportistas tratan de
aprovechar cada charco cercano o inmerso en las grandes urbes, para
despuntar el vicio. Sólo es cuestión de investigar un poco y -sobre
todo- adecuarnos nosotros a los comportamientos de los peces, y no
tratar de que suceda a la inversa. Lo dicho viene a cuento de una
reciente salida exitosa en pleno puerto porteño, a pasitos de Puerto Madero.
Sí,
a sólo metros de donde miles de argentinos eligen el ruido de boliches y
cenar en bellos restaurantes, otros compatriotas amantes del silencio
mueven sus siluetas en la angosta pasarela de un club de pesca señero:
la Asociación Argentina de Pesca (sita en av. Córdoba y Costanera Sur, al lado del Yacht Club), buscando piques en la noche.
Llegamos a las 22.30 junto a leandro de Casa El Delfín de Flores,
pata en esta salida realizada en una noche soñada, que había sido
precedida por un día con marcas térmicas de más de 38º. Así, la noche
brindaba un respiro al lado del río, especialmente por una suave y
refrescante brisita que hacía especialmente agradable el momento.
Consultando
a los aficionados que se iban tras hacer los intentos durante el día,
nos contaron que el agobiante calor pareció hacer efecto no sólo en los
pescadores sino en los peces, por eso no habían pescado demasiado.
Pero la cosa fue distinta por la noche, por eso decimos que a veces
tenemos que adaptarnos nosotros a los peces. Nos acomodamos en mitad
del muelle, armamos cañas Tech Tomahawk "Wilmar Merino" de 2,10 para
montarle un reel de bait Luxor y una Spinit Carbon Air de 2,40 de
spinning, donde coloqué un Shimano Sienna, reelcito adecuado para lograr
equipos sutiles y efectivos que son los que requiere esta pesca.
Usamos
un soporte especial para tener las cañas a 45 grados en el muelle y
arrojamos al agua líneas coreanas de confección casera, hechas con
anzuelos Maruto 9.281 de tamaño 12, muy clavadores. En mi caso, armo las
líneas coreanas atando los anzuelos con el backing usado para cargar
reeles de mosca, muy dúctil para ocultarlo en la bola de masa (del
tamaño de una pelotita de ping pong) presentando los anzuelos con la
punta hacia afuera, a modo de robador.
Lanzamos
a unos 40 metros del muelle, que presenta un canal dragado ya que es el
acceso al puerto de Buenos Aires de los grandes barcos con containers y
cruceros internacionales, así como la salida de los ferrys que van a
Uruguay.
El primer pique llegó a los 10
minutos: se trató de una carpa de casi 5 kilos (rigurosamente pesada con
nuestra balanza de precisión digital) que dio hermosa pelea con los
equipos sutiles que estábamos usando. La izamos con mediomundo y tras
las fotos de rigor, volvió al agua.
Cabe
consignar que no estamos en contra del sacrificio de ejemplares de
carpa, dado que al ser una especie introducida y muy dañina para los
ecosistemas que ha colonizado, el hombre es, prácticamente, su único
predador efectivo. Pero en esta ocasión, los socios presentes en el
muelle a esa hora no quisieron el trofeo y decidimos devolver las
capturas bajándolas con el mismo mediomundo con el que las subimos al
muelle.
Con respecto a la masa, usamos batata
hervida como base y le adosamos distintos cereales, saborizando la masa
obtenida con esencia de vainilla.
Y a esa
primera carpa le siguieron cuatro carpas más, todas de entre 2 a 4
kilos, que se alternaron en las dos cañas, ofreciéndonos una diversión
continuada en las siguientes tres horas, dado que a las que sacamos
tenemos que sumarles dos que perdimos errando los piques. A eso de las 3
AM el viento comenzó a incrementarse significativamente y la pesca ya
dejó de ser agradable para ser sufrida. Así que contentos con la faena
realizada, regresamos felices de habernos dado el gusto con verdaderos
trofeos a un pasito del centro porteño.
Fuente: Viva la Pesca de Diario Popular
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