Piden que intervenga la Prefectura. La actividad se popularizó
en los últimos años. Los botes se venden en supermercados
y muchos los utilizan sin preparación. Riesgos.
Todos en la playa dejan de hacer lo que están haciendo.
Se ponen de pie los que no se despegan de la reposera y quedan momentáneamente suspendidos los partidos de tejo.
Los que están en la orilla estiran el cuello, otean tras las olas, todos con la vista clavada más allá de la rompiente buscando a quién se está ahogando.
Una escena que se da varias veces en un día, pero que esta vez comprende un riesgo adicional: el hombre en dificultades acaba de perder el kayak con el que se había metido, y la embarcación, pesada (no menos de 20 kilos), rígida y sin control, viene arrollada por las olas directo a la orilla, donde hay gente bañándose.
Los rescates y accidentes con kayaks se multiplicaron en los últimos años y la preocupación de los guardavidas llegó a las autoridades.
Plantearon la situación a la municipalidad y llevarán un petitorio a la Prefectura Naval Argentina “para que controle y vigile” la actividad del kayak.
“La idea es que quien ande en kayak esté equipado y que Prefectura exiga algún tipo de carné náutico, porque hay un vacío legal importante”, dijo el jefe del operativo de seguridad en playas de Mar del Plata, Daniel Mestrelet.
Hace una década se lanzaron al mercado distintos modelos de un novedoso kayak plástico y enseguida se puso de moda.
En pocos años invadieron la costa. Se usan para recreación, deportes y pesca, desde los $ 4.000 en adelante y se pueden comprar hasta en el supermercados.
“Pero se los compran y vienen directo a la playa, sin saber nada”, cuenta Julián Di Giorgio, en su puesto de playa Sun Rider.
La playa, ubicada al norte, poco antes de llegar a Camet, tiene una bajada que le brinda comodidad a los que arriban con su bote y los fines de semana está “atestada” de kayaks.
Es una de las elegidas, pero en cualquier punto de la costa se observa la entrada de kayakistas.
Los riesgos son múltiples
“Es común que no aten el remo, que lo pierdan y queden a la deriva.
Hemos visto kayaks quedar a mil metros de la costa”, cuenta Di Giorgio.
En ese caso, el rescate se hace con un gomón.
Y también hay riesgos para quienes están en el mar: “El golpe de un kayak a esa velocidad bien te puede costar la vida”, dice, y aconseja prepararse antes de salir a remar.
En el Centro de Educación Física N° 1 dictan cursos.
“Se trata de concientizar sobre el uso responsable de las embarcaciones a remo”, dijeron.
Pero los guardavidas pretenden más control de Prefectura.
Fuente: Clarín / La Razón
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