lunes, 25 de enero de 2016

El pique en creciente, por Crónica Pesca


Pese a la invasión de camalotes, Horacio Pascuariello
salió al Riopla en busca de su mejor fauna Ictica,
y nos cuenta los resultados en esta nota del
Suple Pesca de Diario Crónica


Cuando todos los medios hablan de los peligrosos camalotes que las aguas de los ríos Paraná y Uruguay arrastraron con la crecida, nosotros salimos al Río de la Plata a testear si por esta misma razón su fauna íctica se renovó o se activó. 

Nos acompañó nuestro amigo el guía Walter Koroluk, quien posee una robusta embarcación con cual cruzamos el estuario de oeste a este, peinando zonas claves cercanas a Oyarbide, Martín García y la costa uruguaya, y surcamos aguas manchadas de grandes islas verdes que salen desde las bocas de sus dos principales tributarios.

La jornada dio comienzo muy temprano con la búsqueda de bagres amarillos destinados a funcionar como carnada de los dorados, lo cual fue un buen preludio de lo que nos esperaba ya que, para nuestra sorpresa, también comenzaron a salir macizos moncholos que luchaban con la habilidad de una boga o una carpa. 

Después de reponernos con unos mates dulces, nos movimos en busca los patíes que merodean los veriles de los bancos de arena, tirando a fondo y utilizando anguilas como carnada. 

El lento garete permitió también tirar una línea de flote, que fue la más afortunada y pudo traer a la embarcación una colosal pieza de aproximadamente 12 kilos. 

Las líneas tenían piques y alguna volvió cortada, lo que demostraba la actividad de otras mandíbulas en el agua, por lo cual continuamos los intentos hasta el mediodía, momento en que el capitán decidió poner proa a los dorados en otro sector de aguas más bajas. 

La decisión fue acertada y lo pudimos comprobar con el violento pique que nos tomó por sorpresa mientras comíamos y que nos arrancó la caña completa desde su base, aunque milagrosamente quedó trabada en la borda.

De ahí en más la tripulación se puso seria a la espera de dar con este atrevido y duro adversario. 

Los piques se fueron dando, pero no siempre tuvieron final feliz porque los dorados son mañeros y cualquier movimiento en falso nos dejaba fuera de combate y con la línea cortada. 

De todas formas, poco a poco, se fue afirmando el pulso hasta que se dio la primera captura importante: un soberbio y robusto dorado de aproximadamente 6 kilos.

Comenzó una seguidilla de piques, que por momentos se interrumpía dando la sensación de que se movían en grupos cazando por la zona. 

El cierre lo dio una pieza que antes de volver al agua acusó casi 8 kilos. 

El balance fue positivo y evidentemente el río se enriqueció con esta creciente. 

Si tenés la oportunidad, no te pierdas este momento. 

Por informes: Melvic Salidas al 4767 9595.


por Horacio Pascuariello

para Crónica Pesca


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