En la Albúfera de Mar Chiquita
las Lisas están muy activas,
y presentan muy buenos portes
La laguna de Mar Chiquita recibe el aporte de arroyos de aguas dulces de cuenca continental, que nacen en el sistema serrano de Tandilia, (arroyos Vivoratá y Dulce), y además cuenta con una entrada marítima del Mar Argentino a través de una boca, resultando con una salinidad especial que la hace un ecosistema único.
Es así que la albúfera de Mar Chiquita es la única formación de su tipo en la Argentina, y ello le confiere entre valores naturales y sociales, una alta significación.
Está localizada en el límite jurisdiccional del partido bonaerense de Mar Chiquita, a la altura del km 490 de la RP 11.
En las cartas, la laguna aparece como un alargado espejo de agua paralelo al Mar Argentino del Océano Atlántico, de cuya separación se encarga una cadena de altas dunas.
La laguna se ensancha y forma un verdadero mar interior, explicando el porqué de su nombre.
Allí es posible pescar Pejerreyes en invierno, y grandes Lisas y Corvinas Negras en verano, observando cientos de especies de aves que viven y migran dentro del microclima que les asegura el espejo de agua dulce.
Desde nuestra ciudad (La PLata) llegamos hasta la albúfera, donde nos esperaba Juan Casasa, con quien embarcamos en un traker de 6,40 mts hecho deslizador y motorizado con un motor de Falcon Sprint.
Luego de unos minutos de recorrer la laguna, elegimos un lugar muy poblado de lisas y, después de armar los equipos con cañas de 4,20 y 4,30 mts, reeles cargados con multifilamento, líneas de 5 boyas y anzuelos para este tipo de especie, encarnamos con lombriz colorada y panza de lisa coloreada.
Los primeros lances los hicimos desde la costa, en un lugar llamado la isla, donde se encontraba encardumada la Lisa.
Las primeras capturas se hacían presentes, y se clavaron un par de ejemplares que llegaban a pesar 2 kilos.
Luego de una hora pescando de costa, subimos al deslizador y nos dirigimos un poco mas hacia el centro de la laguna, donde la actividad de Lisas era impresionante.
Nuevamente largamos los aparejos al agua y pasaron unos minutos, cuando se clavaron cuatro ejemplares casi al mismo tiempo.
Estábamos en el medio de un cardumen de lisas de muy buen porte, y las capturas seguían presentes, por lo que llegamos a una muy buena cantidad de ejemplares.
Fuente: El Día de La Plata
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