Nestor Saavedra fue en busca de los
Dorados del Río Uruguay y
se volvió con "las manos llenas"
Cuatro dorados de entre dos y cuatro kilos en dos horas de pesca a dos horas de Buenos Aires es una ecuación excelente para esta temporada.
Es el resultado de una cortísima salida de pesca con mi amigo Pablo Bofill en Villa Paranacito, la Venecia argentina.
Para probar el motor de su cómoda trucker, recién reparado de un problema de carburador por el dueño de la guardería Los Pinos, sobre el río Paranacito, zarpamos desde su muelle.
El pronóstico anticipaba vientos nulos, ideal para ver la actividad de los dorados cazando en la zona de juncales sobre el río Uruguay. Lamentablemente falló. Y luego de una hora, aproximadamente, comenzó soplar cada vez más fuerte.
No había peligro para navegar porque procedía del norte y nordeste, es decir, corría como la corriente, pero removía las costas bajas argentinas, donde habíamos logrado ver los ataques y, tras ellos, lanzar nuestros señuelos.
Para pescar en esta porción del ancho río en baitcast se necesitan señuelos antienganche: hay apenas un metro o menos de agua y juncales o árboles caídos.
En esta salida rindió perfectamente la cuchara ondulante Johnson número tres que trae un alambrecito rígido entre el ojo y la punta del único simple, que la cubre de los enganches.
Cuando se atraviesa una zona de palos, ramas o vegetación en general se la trae lentamente y la cuchara “salta” los obstáculos.
Leé la nota completa de Nestor Saavedra
para Tur Aire Libre, haciendo click aquí
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