viernes, 26 de diciembre de 2014

Historias: Diario de viaje en canoa


Te presentamos el relato de una
travesía en canoa por el Sur Argentino,
de Neuquén a Choele, incluyendo acampe
en la costa, pesca de carpas, remolinos,
maromas, nutrias y jabalíes



Por Gustavo Iñigo, slowbackpackers@gmail.com
Ya pasamos la etapa de más trabajo con la canoa, que era la de pasar las represas. Sabíamos que la travesía se dividía en dos, la primera la de tomar confianza con la embarcación, dominarla para reaccionar rápido ante las dificultades que se presentan en el río Limay, ya que el agua va tan rápido que no hay mucho tiempo para pensar: 10 km/h es la velocidad del río en diciembre, que es uno de los meses de más caudal por los deshielos. Así que apenas se divisaba un sauce o un rápido comenzábamos al instante: "A la derecha!"... "A la izquierda!" Con una canoa canadiense de 5 metros lo suficientemente cargada nuestros movimientos eran lentos. Además, utilizamos remos simples, es decir de una sola pala.

En la zona de los embalses fuimos despacio. Además de las características de nuestra canoa, la corriente del agua desaparece. Al principio pensábamos que el viento predominante de la zona sería nuestro aliado, pero la naturaleza no siempre se comporta como uno quiere, y por la formación de las montañas y las curvas de las costas de los embalses teníamos todo el tiempo cambios de sentido, así que tuvimos momentos con viento a favor, otros de costado, otros en contra... sólo nos faltó de arriba!

La zona de represas también nos llevó mucho tiempo. La maniobra de quitar la canoa del agua, llevar el equipaje y alcanzar el otro lado de cada represa es algo muy laborioso y puedes contar cómo mínimo medio día solo para eso. Y eso que Gendarmería nos dio una gran ayuda y que nuestro carrito improvisado hecho con tubos de PVC para transportar la canoa por tierra funciona de maravillas.

Una vez en Neuquén pensábamos que a partir de ahí las cosas serían diferentes. Después de descansar un día en el club náutico Biguá, que también nos brindó ayuda, de comer un riquísimo asado que nos invitó Marcelo y M. Fernanda, dos nuevos amigos que tuvimos la suerte de conocer en este viaje, nos preparamos para ésta segunda etapa del viaje.

Compramos alimento para varios días más (arroz, fideos, galletitas, verduras, yerba mate) y continuamos remando con mucha ilusión. Nos habíamos enterado que años atrás se corría una regata desde Bariloche a Viedma, y que era la regata mas larga del mundo! Y saber que nosotros estamos intentando hacer ese trayecto en una canoa nos subió la moral.

Los primeros kilómetros después de Neuquén son bonitos. Todavía cruzamos algunos kayakistas que aprovechan el fin de semana para salir a remar. Poco a poco comienzan a desaparecer las pocas casas que hay sobre la orilla del río. La vegetación no deja de asombrarme. Antes de emprender este viaje con Monika pensábamos que sería más árido, pero la verdad que sobre la orilla del río es un verdadero oasis, con gran variedad de árboles y aves. También nos encontramos zonas áridas y ese contraste hace el paisaje aún mas hermoso.

En un remanso del río paramos a descansar, comimos algo y mientras Monika descansaba me puse a pescar. Casi como en todas las veces anteriores que paramos a pescar, a los diez minutos ya tenía un pique, pero esta vez sería una carpa de unos 4 kilos. La limpié y desangré, esencial para quitarle el sabor a barro que éstas tienen, y nos la llevamos para la cena.

Buscando alimentos en el río Negro (Fotos: Slowbackpackers).


Más adelante vimos un lugar muy lindo para pasar la noche, así que decidimos acampar. Al final la acampada se extendió un día más ya que llovió mucho y no pudimos continuar. Tuvimos tiempo suficiente para jugar al truco, experimentar cocinar la carpa en salsa de tomate y dormir.

Al fin dejó de llover y a la mañana siguiente... al agua! Pasamos bajo el puente de Roca y cargamos agua en el camping. Menos mal que hicimos esto porque esta sería una de las nuevas circunstancias de esta etapa. El agua del río ya no es potable. Los fertilizantes utilizados por los agricultores en el valle y el agua sin tratar vertida por algunos pueblos hace que dependamos del agua que transportamos. Hay que tener muy en cuenta que el viento, el sol fuerte y el desgaste físico hacen que necesitemos mucha agua, y es muy difícil conseguirla porque los pueblos están alejados del río y sólo encontramos alguna que otra casa dónde poder pedir un poco de agua potable, así que hay que llevar abundante cantidad.

A medida que avanzamos vamos descubriendo los cambios que nos ofrece el río. Pasamos por la zona de cultivos en la que de tanto en tanto vemos las bombas de agua para extracción para riego, zonas dónde la vegetación parece amazónica, zonas áridas, comenzamos a ver nutrias, jabalíes, liebres, muchas aves... hasta un grupo de flamencos cruza nuestro camino. También comenzamos a descubrir la inmensa cantidad de peces carpa que hay en el río, y Monika se sorprende por lo grandes que son. Sabemos que a partir de ahora serán parte de nuestra dieta así que empezamos a ver la maneras de cocinarlas. En milanesa, a la parrilla, en salsa y hasta Monika se inventó unas empanadas que eran un manjar. Cocinamos unos filets de la carpa a la parrilla, sofreímos cebolla y ajo, le agregamos un poquito de salsa de tomate y desmenuzamos el pescado cocido con el sofrito. Rellenó la masa casera y las cocinamos a la parrilla. Tenemos que seguir buscando nuevas recetas ya que los peces son tan grandes que dan para más de una comida.

La próxima acampada fue un lujo, ya que encontramos el balneario en Ingeniero Huergo. Mesas con sillas, un buen fogón y ducha con agua caliente. Un lugar muy seguro y familiar. Lo disfrutamos porque sabemos que no podemos encontrar muchos lugares con esas comodidades. Las próximas paradas y acampadas fueron en pequeñas islas, de las tantas que hay en el recorrido del río. Algunas son muy pequeñas, y las grandes en general son utilizadas por los ganaderos para tener sus vacas o corderos. Conviene no acampar en las islas dónde hay ganado ya que los dueños pueden pensar que uno es un ladrón de animales. El ganadero puede comenzar a tirar tiros al aire para disuadir al posible ladrón, que es entendible ya que el robo de animales es un práctica habitual. Así que mejor y para evitar un mal momento procuramos encontrar islas pequeñas dónde no hay ganado.
Para atravesar las represas es necesario sacar la canoa antes,
trasladarla por tierra y volver a depositarla en el río.


A todo esto lo que no cambia es nuestra comunicación a diario con Prefectura, siempre informada de nuestra posición, lo que nos hace sentir más seguros en caso de un improvisto. Es muy importante porque a pesar de que el río es tranquilo siempre hay situaciones de riesgo. Remolinos y grandes troncos cruzados en medio son algunas de las constantes. Lo más peligroso lo encontramos unos 25 km antes de llegar a Choele Choel.

Sobre la margen derecha observamos un cartel de letras difíciles de ver de lejos por el tamaño. Monika le hizo una foto y la amplió rápidamente para ver el texto. "Peligro a 100 metros. Cable maroma y azud sumergido". Cómo no había lugar por dónde salir en la costa seguimos prestando mucha atención. A la derecha vimos una pequeña represa y con cuidado buscamos un lugar para parar y salir por la costa y poder ver el panorama. Cuando salimos a ver, vimos a unos 20 metros más adelante una especie de murallón semisumergido, construido con bloques de cemento cuadrados colocados de costa a costa de forma irregular, lo que formaba una especie de cascada con puntas de bloques de cemento apuntando al cielo. Un obstáculo que de no haber tomado la justa precaución nos hubiese costado un grave accidente. Este murallón fue construido para levantar el nivel del río y que tome fuerza para desviar agua hacia la represa que controla el caudal hacia el canal de riego que va a los campos. Pensamos que este tipo de construcciones deberían estar mucho mejor señalizados. No sabíamos el significado de la palabra Azud. Además otro cartel pequeño amarillo está prácticamente sobre la zona de peligro, así que cuando uno puede leer el significado ya no hay tiempo de reacción. De haber pasado seguramente se hubiera destruido la canoa, habríamos perdido todo el equipaje y había muchas probabilidades de haber perdido la vida por golpear en alguna gran piedra.

Nosotros desde www.guiadelmochilero.com queremos promover los viajes alternativos, y este es uno de esos viajes que son tan lindos que queremos darlo a conocer a mucha gente, pero tenemos que remarcar fuerte estos obstáculos que son tan peligrosos. Pensamos que para promover esta travesía de manera responsable será necesaria la elaboración de una guía mencionando estos puntos importantes, así que nos pondremos manos a la obra al fin de este travesía.

Llegamos a Choele Choel, acampamos en el camping municipal y nos abastecemos para el tramo final de la travesía hasta Viedma. Pensamos llegar el 28 de diciembre e intentar vender rápido la canoa para poder ir luego a pasar fin de año con la familia. Por eso decidimos hacerlo a mitad de precio para ver si tenemos pronto algún interesado.

Pero para eso falta. Dentro de cuatro horas estaremos nuevamente navegando dejando atrás Choele Choel y atravesando la complicada zona de las islas... algo comparable a un laberinto de agua. Los lugareños nos hablan de muchos jabalíes, ñandúes, pumas... Ya les contaremos el resto al llegar a Viedma.

Contacto: slowbackpackers@gmail.com


El pique: "Una carpa de 4 kg.
La limpié y desangré para quitarle el gusto a barro".



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