martes, 17 de junio de 2014

Buscan que se conforme una reserva natural en el Delta de Río Santiago


Frente al avance de la intervención del hombre,
naturalistas de Berisso y Ensenada piden
que se  aplique la Ley de Paisaje Protegido
para preservar su biodiversidad


A apenas poco más de diez kilómetros del centro de La Plata, el delta del Río Santiago sigue siendo un reducto de vida silvestre desconocido por muchos habitantes de nuestra Región y que siempre sorprende por su belleza a quienes lo terminan por descubrir.

Y es que en medio de la creciente expansión urbana resulta increíble encontrar a tan poca distancia de la ciudad un ambiente en gran medida inalterado y con tanta riqueza natural.

Pero precisamente eso que para algunos es motivo de una grata sorpresa, para otros lo es de preocupación.

Frente al avance de la intervención del hombre sobre la franja ribereña, naturalistas de Berisso y Ensenada piden que se implemente la ley provincial que declara a las Islas Santiago y Paulino como Paisaje Protegido para que algunos sectores de ellas puedan ser preservados mediante la creación de una reserva natural.

“El Delta del Río Santiago es un ambiente natural de gran biodiversidad que aún funciona muy bien. Todavía estamos a tiempo de implementar medidas para protegerlo. La oportunidad es ahora. Si no lo hacemos, más tarde puede resultar caro y difícil intentar de remediarlo”, sostiene el naturalista Julio Milat, director del Museo Ornitológico de Berisso y uno de los principales impulsores de la propuesta.

La ley que sustenta el pedido de una reserva natural establece desde 2001 el carácter “protegido” de ambas islas con el objeto de “preservar la integridad de su paisaje natural” Tras veinte años de recorrer el delta local organizando actividades de observación de aves y otras iniciativas para que se valorice su patrimonio natural, Milat antepone la necesidad de preservarlo a un proyecto puntual.

“Si bien lo ideal sería una reserva que ocupara sectores de las dos islas desde el Río Santiago a la playa para abarcar así los sucesivos ambientes, nos parece que la prioridad es que los municipios y las autoridades del Puerto adviertan lo valioso que sería para nuestra la Región y nos sentemos a buscarle la forma.

Por lo pronto -dice- con la Ley de Paisaje Protegido ya tenemos el marco legal”. Aprobada en el año 2001 por la Legislatura bonaerense, la Ley 12.756 que sustenta el pedido de una reserva natural, establece el carácter “protegido” de ambas islas con el objeto de “preservar la integridad de su paisaje natural, geomorfológico, histórico y urbanístico” para el desarrollo de actividades ecoturísticas asociados a la preservación de las condiciones naturales del lugar. La norma señala además que “los municipios de Berisso y Ensenada -que comparten jurisdiccionalmente el ambiente- deberán celebrar acuerdos para establecer formas coordinadas de gestión”.


NATURALEZA JUNTO AL PUERTO

Compuesto por dos islas mayores (la Paulino y la Santiago) a las que atraviesan innumerables canales internos, el delta del Río Santiago es un refugio de vida silvestre de alta productividad y un apostadero de fauna migratoria al que regularmente se incorporan especies nuevas.

Sitio de cría para fauna ictícola del Río de la Plata, en él viven decenas de variedades de peces, así como unas 170 especies de aves y una amplia diversidad de comunidades vegetales.

Además de ser un purificador natural de agua que retiene los excesos de nutrientes y contaminantes, el delta de Río Santiago incide sobre la temperatura y las lluvias de la Región y actúa también como una escollera natural, atenuando los efectos erosivos del viento, las olas y las corrientes del Río de la Plata sobre la costa local.

Sitio de cría para fauna ictícola del Río de la Plata, en el Delta del Río Santiago viven decenas de variedades de peces, así como unas 170 especies de aves y una amplia diversidad de plantas Con toda estas virtudes y beneficios, el delta del Río Santiago es también el ámbito de expansión natural del Puerto La Plata, un proyecto de enorme importancia económica que al comenzar a desarrollarse hace dos años despertó la alarma de las organizaciones ecologistas por su fuerte impacto ambiental.

No menos preocupado que muchos ambientalistas, Julio Milat sostiene sin embargo que “el desarrollo del Puerto y el cuidado de nuestro delta no son necesariamente una contradicción; pueden coexistir.

De hecho, muchos puertos del mundo funcionan junto a reservas naturales. Eso es precisamente lo que buscamos que ocurra en sectores de las islas Santiago y Paulino que no afectan en absoluto la operatoria portuaria”, dice.


AVES, MARIPOSAS Y PLANTAS

Sobre la costa del Río de la Plata, en las islas Paulino y Santiago coexisten cinco ambientes naturales distintos, cada uno con su propia vida.

El primero de ellos, junto a la playa, es el de los juncales, que actúa como un rompeolas natural frenando el avance del río, reteniendo sus sedimentos y atenuando la erosión fluvial de la costa.

Esto permite la aparición del césped ribereño, formado por pequeñas plantas, algunas de ellas con hermosas flores, como la azucena de campo.

A los juncales les sigue un ambiente conocido como matorral ribereño, en el que se refugia gran cantidad de insectos y mariposas, que atraen a su vez a aves insectívoras.

Está conformado por diversas especies de arbustos, como la chilca y la mariposera, y pequeños árboles, como el algodonillo, la acacia mansa y los sarandí blanco, negro y colorado.

Manchones de aliso de río y renovales de sauce criollo completan el elenco. Luego viene el pajonal ceibal, el ambiente más distintivo de las islas.

Se encuentra compuesto principalmente por cortaderas, espadañas y totoras, donde suelen hallarse gallinetas, burritos, pajonaleras de pico curvo, curutíes y espineros, entre otras aves.

En sus sectores más elevados crecen ceibos, cuyas ramas sirven de percha a pájaros insectívoros como el suirirí real y el amarillo, pero también al gavilán mixto.

En el interior de las islas predomina un cuarto tipo de ambiente conocido como monte higrófilo.

Sauces criollos y ceibos, pero también algunas especies exóticas como la acacia negra y la perfumada madreselva, conforman este bosque rico en plantas epifitas (clavel del aire) y enredaderas (dama de noche).

En él suelen encontrarse picaflores verdes y bronceados, chincheros. zorzales y pájaros carpinteros, así como el melodioso juan chiviro.

Los cursos y canales internos que atraviesan las islas conforman un ambiente aparte.

En sus aguas, cubiertas de camalotes y repollitos, pescan el martín pescador, el macá grande y la esbelta garza mora.

También suelen encontrarse pollas, gallaretas y biguás. Varias especies de ranas, culebras, tortugas acuáticas, lagartos overos, comadrejas, coipos, carpinchos y gatos monteses completan su riqueza natural.


Fuente: El Dïa de La Plata  


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