viernes, 6 de junio de 2014

Salen dorados y surubíes en el tradicional pesquero de Esquina


En Esquina se están dando piques
de Dorados con señuelos y además Surubíes,
que demandan una intensa búsqueda


Me subí al auto en Berisso y fui a Villa Ballester a la casa de mi amigo Carlos Forno y juntos fuimos a buscar a su padre, Juan Carlos, para viajar toda la noche hasta la querida Esquina en la provincia de Corrientes y salir a disfrutar de la naturaleza, la pesca y la amistad. 

Luego de alistar todo lo necesario para tres días de pesca y dos noches de campamento en las islas y a la lancha, salimos al río y enfilamos hacia los veriles del Paraná donde había estado picando el surubí en los días previos.

Intentamos en distintos sectores sin obtener respuestas por lo que decidimos ir hacia el norte muy lejos de Esquina. 

En el camino y los días subsiguientes pescamos en los arroyos El Toro, Agua y Sal, Aguará, Miní, y los riachos y lagunas de toda la zona que circundan. 

El pique estaba muy reacio, los peces casi no tomaban con carnada realizando la pesca al garete o a la pinda por lo que decidimos practicar la pesca al golpe y si bien obtuvimos algunos ejemplares, el pique siguió estando casi ausente. 

Al día siguiente el pique no varió y pese a buscar, al garete, al golpe y a trolling las capturas fueron nuevamente escasas; quedó para el recuerdo un pique que tuve en el cual el pez rompió la anilla que une la pateja al señuelo dejándome la sensación que se me escapó uno grande. 

Por la tarde Carlos tuvo el pique y logró capturar un dorado de 6 kilos aproximadamente que fue la captura más grande del viaje. 

Juan Carlos sacó también un lindo dorado y yo capturé un cachorro de surubí; no está demás decir que todas las piezas capturadas fueron devueltas. 

Al día siguiente amaneció con un inesperado cielo amenazante por lo que rápidamente desarmamos el campamento y a pescar temprano, pudimos intentar muy poco ya que una tormenta fuertísima se abatió sobre la zona; un verdadero diluvio que duro más de 2 horas y una tormenta eléctrica que hacía inviable la pesca. 

Nos pudimos resguardar del peor momento de la tormenta en una de las casillas de los puesteros que cuidan ganado en las islas y que gentilmente nos permitieron entrar. 

Una vez que paró la tormenta emprendimos el regreso a Esquina, esquivando algunos chaparrones que insistían en golpearnos y probando en cuanto lugar “lindo” para un pique encontráramos. 

Relevamiento de pesca: Juan Marcos Palma


Fuente:El Día de La Plata


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